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Barcelona
Lunes, 23 de diciembre 2019, 00:39
Han ocurrido tantas cosas en los últimos años en Cataluña que es difícil que pase una semana sin que haya una efeméride que recordar. Este pasado fin de semana se cumplió un año de la reunión en el palacio de Pedralbes de Barcelona entre el ... Gobierno central y el catalán que dio continuidad al inicio de un tímido deshielo, que se frustró poco después. Un manto de nieve volvió a cubrir las relaciones entre ambos ejecutivos y ahora ERC se ofrece como «rompehielos» para desbloquear la parálisis y reactivar el diálogo entre Madrid y Barcelona. Mucho ha llovido en un año.
El encuentro fue una minicumbre entre los dos ejecutivos. Se produjo un año después de las elecciones catalanas, en las que se impuso Ciudadanos como fuerza más votada y en la que el independentismo revalidó la mayoría absoluta. Pedralbes fue la segunda y última reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra, tras una primera cita en la Moncloa en julio de 2018. Está por ver si habrá más encuentros entre ambos mandatarios. Depende de que haya investidura, pero también de cuándo pulsará el presidente de la Generalitat el botón del adelanto electoral, después de ser condenado a una pena de inhabilitación.
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El acuerdo al que llegaron el Gobierno y el Govern en Pedralbes hace dos meses ha servido de base en las conversaciones entre socialistas y republicanos. En el encuentro en el palacio barcelonés, al que acudieron Sánchez, Calvo y Batet por parte del Ejecutivo central, y Torra, Aragonès y Artadi por parte del Govern, las dos administraciones pactaron un documento conjunto que reconocía la «existencia de un conflicto sobre el futuro de Cataluña». Los dos ejecutivos coincidieron en su «apuesta por un diálogo efectivo que vehicule una propuesta política que cuente con un amplio apoyo en la sociedad catalana» y en «avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadadanía de Cataluña, en el marco de la seguridad jurídica». Algunos de los conceptos que se acuñaron en el encuentro han sido protagonistas y han permitido avanzar en las negociaciones entre socialistas y republicanos.
El Palau de la Generalitat quiso vestir la cita de cumbre bilateral entre España y Cataluña y existía tanta desconfianza mutua que no se pusieron de acuerdo ni en las flores que adornaban la foto entre Sánchez y Torra. El propio president dinamitó la reunión al entregar un documento de 21 puntos a Sánchez en que reclamaba una mediación internacional y reconocimiento del derecho de autodeterminación.
El deshielo duró apenas dos meses, hasta que el Gobierno dio marcha atrás a la figura de un relator y ERC tumbó los presupuestos de Sánchez. En abril, hubo nuevas elecciones y Sánchez y Torra cortaron los canales de contacto. El distanciamiento definitivo entre ambos se produjo a partir de la detención de nueve activistas de los CDR en el mes de septiembre, acusados de terrorismo. Torra salió en defensa de ellos y se negó a condenar los grupos vinculados a la violencia. Los socialistas dejaron de reconocer al presidente de la Generalitat como un interlocutor válido y señalaron que mientras Torra se mantuviera en la presidencia no podría haber diálogo entre los dos ejecutivos.
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Miguel Ángel Alfonso
cristian reino
Luego llegó una nueva convocatoria electoral en toda España, Sánchez elevó el tono contra el independentismo, se hizo pública la sentencia del 'procés', el independentismo se echó a la calle, una parte de las protestas acabaron en algaradas y Torra se negó a condenar la violencia. Durante la primera semana de disturbios, el presidente de la Generalitat se vio superado por los acontecimientos, pero consiguió darle la vuelta abriendo un nuevo frente con la Moncloa.
Hasta en seis ocasiones llamó al presidente del Gobierno y éste no se puso al teléfono. El pasado martes, Sánchez llamó a Torra. Había pasado casi un año de su última reunión. Era una de las condiciones de Esquerra como gesto de distensión en las negociaciones entre socialistas y republicanos. Si al final hay mesa de negociación para «encauzar el conflicto político sobre el futuro de Cataluña», según recogía el comunicado conjunto entre PSOE y ERC tras su tercera y hasta ahora última reunión, Esquerra reclama que la primera reunión entre presidentes, la que abra el camino del diálogo y la negociación, debería celebrarse poco después de la formación del nuevo gobierno. En esa mesa podría no estar Torra, si antes hay elecciones en Cataluña. Podría sentarse Aragonès, que sí estuvo en Pedralbes y que ha mantenido vías de contacto con Sánchez.
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