Pedro Sánchez, José Luis Rodríguez Zapatero y algunos de los ministros asistentes al acto. EP

La crisis con Israel abre otro frente y aleja aún más a Sánchez y Feijóo en la política exterior

El presidente justifica ante el Gobierno judío su estrategia por «humanidad» y el líder del PP duda de quela UE le secunde ensu «excéntrica» deriva

Domingo, 26 de noviembre 2023, 13:55

La tormenta desatada por el viaje a Oriente Próximo de Pedro Sánchez, cuyas urgencias a Israel para que cesen «las insoportables» muertes en Gaza y su apertura a reconocer de forma unilateral al Estado palestino han llevado al Gobierno de Benjamín Netanyahu a acusarle de « ... apoyar el terrorismo» de Hamás, ha abierto, al margen de sus consecuencias en el delicado contexto internacional, el enésimo frente entre el Ejecutivo y el PP. Una brecha que ensancha la distancia entre los dos principales partidos del país en uno de los contados consensos que se mantenían en pie –la estrategia diplomática de España– hasta que hace año y medio Sánchez imprimiera un giro histórico en las relaciones con Marruecos admitiendo su plan de autonomía para el Sáhara Occidental.

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El cruce de manifestaciones de ayer evidenció que ni Pedro Sánchez va a desdecirse de lo dicho en Tierra Santa ni Alberto Núñez Feijóo va a compartirlo, en un escenario en el que prosigue el canje de rehenes y presos entre Hamás y el Goberno de Tel Aviv en medio de una frágil tregua de cuatro días que concluiría hoy sin expectativas de que el alto el fuego se consolide; así vino a atestiguarlo la primera visita, ayer, de Netanyahu a sus soldados movilizados en Gaza.

El disenso nacional sobre la oportunidad del anuncio del presidente en su gira por Oriente Próximo introduce una cuña en el acuerdo unánime adoptado por los grupos del Congreso en 2014 en favor de la solución de los dos estados; e impide que Sánchez pueda esgrimir un criterio compartido ante una UE también dividida. Nueve países han admitido ya la legitimidad de Palestina como Estado –en su mayoría, vinculados en su día a la extinta URSS–, pero un socio tan potente como Alemania, marcado por el Holocausto, ni lo contempla.

Disenso nacional

El choque introduceuna cuña en el pacto de 2014 del Congreso para la solución de los dos estados

El viernes, en un lugar cargado de simbolismo –el paso de Rafah entre Egipto y Gaza– y acompañado del belga Alexander De Croo, su relevo en enero en la presidencia por turno de la UE, Sánchez fue más allá de lo que había ido nunca un mandatario español al abrir la puerta al reconocimiento del Estado palestino incluso –y esa fue la novedad– si no hay consenso entre los socios comunitarios. En paralelo a ese significativo movimiento diplomático, el Gobierno de Netanyahu convocó a la embajadora española en Tel Aviv –el Ministerio de Exteriores español hizo después lo propio con la jefa de la legación judía en Madrid– para dirigirle «una dura reprimenda» por las palabras que dirigió Sánchez al propio primer ministro israelí, al que pidió contención en su contraofensiva al tiempo que denunciaba «la barbarie» de Hamás. Mientras el Ejecutivo hebreo obvió esto último al acusarle de avalar el terrorismo, las milicias integristas palestinas echaron gasolina al fuego al agradecer al jefe del Gobierno español su mensaje «claro» y «audaz».

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Ayer, el presidente se dotó del respaldo de su partido en el mitin celebrado en Ifema, en Madrid, donde la multitud de militantes socialistas congregada le ovacionó, también, cuando justificó sus pronunciamientos sobre Oriente Medio. «Condenar los atentados terroristas de la milicia fundamentalista (Hamás) y al mismo tiempo condenar la muerte de civiles palestinos no es una cuestión de partidos ni de ideologías, es una cuestión de humanidad», proclamó Sánchez bajo una salva de aplausos y después de que un combativo José Luis Rodríguez Zapatero sostuviera que «nunca el derecho de defensa (en alusión a Israel) puede justificar el asesinato de civiles». El actual jefe del Gobierno no se quedó ahí y exigió al PP y Vox que se sitúen «del lado de los derechos humanos».

«No cree un conflicto»

Minutos antes, a apenas un puñado de kilómetros también en Madrid, Alberto Núñez Feijóo había interpretado las palabras del presidente en su viaje como una «falta de respeto» hacia el Gobierno hebreo derivadas de una política exterior «excéntrica» que, sugirió, la UE no comparte. Para el líder del PP, la actitud de Sánchez en su problemática gira por Oriente Próximo constituye «una ocurrencia» llamada a ofender a los israelíes y fruto de una diplomacia que está desprestigiando a España en el concierto internacional. «No cree un conflicto diplomático en un contexto de conflicto bélico», urgió el jefe de filas de los populares al presidente.

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División en europa

Nueve países de la UE han reconocido ya a Palestina, pero un socio esencial como Alemania ni lo prevé

Feijóo, que volvió a reprochar a su oponente que se conduzca por su propia cuenta en un asunto de Estado sin intentar compartir sus políticas con el primer partido de la oposición, le desafió a que haga tres cosas. La primera, preguntar a la UE si está de acuerdo con su eventual y unilateral reconocimiento del Estado palestino, un guante que Feijóo dio a entender que los socios no van a recoger por las posiciones no coincidentes que coexisten en la Unión. La segunda, clarificar si va a romper o no toda relación diplomática con Israel como le reclama la exministra y líder de Podemos, Ione Belarra. Y la tercera, demostrar que todo su gabinete condena el terrorismo de Hamás, después de que dos eurodiputados que hoy son ministros de Sumar –Sira Rego, cuyo padre es palestino, y Ernest Urtasun– no lo hicieran en la Cámara de Estrasburgo.

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