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J. J. MEDINA
Viernes, 18 de enero 2019, 14:02
Apasionado, hiperactivo, arrollador, incluso a veces, explosivo. Casi como el rock and roll. Así era Vicente Alberto Álvarez Areces, que hasta tenía su alias artístico, Tini Areces, y que entendió a la perfección el papel de la música popular como aglutinadora de voluntades colectivas en ... una ciudad como Gijón, necesitada en los noventa de convertirse en escaparate de un nuevo Principado con decidida vocación turística.
Gijón, durante las décadas anteriores, ya contaba con una extensa tradición de espectáculos musicales gracias a la iniciativa privada, pero es a finales de los años ochenta, ya con Areces como alcalde, cuando el Ayuntamiento toma la delantera. Hay dinero para ello e incluso algunas pérdidas se dan por buenas en aras de la promoción de la villa.
El alcalde se rodea de dos colaboradores de excepción, el concejal Daniel Gutiérrez Granda y el funcionario Miguel Rodríguez Acebedo. Y en julio de 1990, ese trío inicia la edad de oro del rock en directo en la ciudad: Tina Turner llenó en El Molinón y puso las bases para que durante la totalidad de la década Gijón brillase con luz propia en el circuito nacional de grandes conciertos.
La escalada parece hoy inalcanzable: David Bowie, en septiembre de ese mismo año 1990; Sting, en 1991; Dire Straits, en 1992; Bruce Springsteen (primera de las tres actuaciones del Boss en la ciudad) y Prince, en 1993... Hasta llegar al momento cumbre: nada menos que los Rolling Stones, en julio de 1995, y, encima, único concierto en España (algo a priori imposible) de la gira 'Vodoo Lounge'. Como no podía ser de otra forma, lleno total en el campo municipal, con las entradas agotadas en pocos días, en una época en que no existía internet y todavía era preciso ponerse a la cola. Los Stones estuvieron a punto de volver a actuar en la ciudad en junio de 1998. El concierto estaba firmado y las localidades a la venta, pero un accidente del inefable Keith Richards malogró la cita.
Y otros muchos nombres de la escena internacional (con papel estelar de Bob Dylan, que este mes de abril dará su tercer concierto en la ciudad) y la práctica totalidad de las estrellas del panorama nacional (Mecano, Sabina, Alejandro Sanz...), y otros escenarios (Las Mestas, Palacio de Deportes, plaza de Toros, los diversos emplazamientos de la Semana Negra, un remodelado Teatro Jovellanos...). Desgraciadamente, cuando en 1999 Areces se fue a Oviedo las cosas empezaron a dejar de ser lo mismo.
Como todos los grandes artistas, se resistía a dejar de sentir el calor de los focos y del público y, así, tras su periplo como presidente autonómico, seguía entusiasmado con sus actuaciones en el Senado. Como casi en todo lo que tocó, para bien (o para mal, que dirán algunos), también en la música asturiana dejó una profunda huella Tini Areces. Nos ha dejado todo un rockero de la política, aunque ya saben ustedes aquello de que los viejos rockeros nunca mueren.
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