El triunfo de Sánchez lanza una larguísima precampaña electoral en Asturias

El PP se revolvió contra el PSOE. Su presidenta, Mercedes Fernández, cargó contra los socialistas por haber llegado a la Moncloa a lomos de «los herederos de ETA y de quienes han querido romper España». Fue «un día triste», añadió, temerosa de que todo desemboque en un castigo para España y para Asturias en lo político y en lo económico.

Fernández subió el tono tanto en los pasillos -«no nos vamos a dejar arrinconar», sentenció- como en el pleno, donde arremetió con dureza contra la izquierda en su conjunto y singularmente contra el diputado de Podemos Enrique López. «Me da usted miedo, miedo físico, por la forma y la inquina con la que se dirige a nosotros», llegó a decir. La temperatura en el poco poblado hemiciclo se disparó por momentos.

Bien distinto es el ánimo en el PSOE, donde convive una doble sensación. La primera y más inmediata, de euforia; de ocupar un segundo plano en el tablero político nacional, con Pedro Sánchez fuera del Congreso, se pasa a ser el foco de atención al tomar la Moncloa. Piensan en las filas socialistas que si se manejan bien los tiempos y se hace buena política, este puede ser un espaldarazo para la candidatura que liderará Adrián Barbón en las autonómicas de 2019.

Pero es verdad que hay una segunda sensación, más reposada: la preocupación ante lo que viene, con un Gobierno en franca minoría y poco margen para las alianzas. En sectores del PSOE asturiano, los críticos con Sánchez y Barbón, persiste además un regusto de malestar por el hecho de que este relevo en el Gobierno se haga a partir del voto favorable de las fuerzas independentistas, sin que en el seno del partido se haya abierto un debate al respecto.

El portavoz parlamentario, Marcelino Marcos, puso rostro a la versión más optimista y se mostró seguro de que la «ilusión» que representa el aterrizaje de Sánchez en la Moncloa tendrá consecuencias positivas para España y Asturias con la recuperación de «derechos fundamentales» que, criticó, han sido «menoscabados» por el PP.

También el resto de partidos de la izquierda celebran el viraje, aunque con algunos matices. Podemos ve positivo el relevo en el Gobierno aunque presume de haber sentado las bases para ello con la moción que presentó, sin éxito, hace un año. Y ya pone deberes a Sánchez y al PSOE, su rival en las urnas en el futuro inmediato. El secretario general, Daniel Ripa, quiere una 'agenda asturiana' que incluya, entre otras cosas, la retirada del peaje de la autopista del Huerna. Más cauto, el portavoz de IU, Gaspar Llamazares, apeló a construir una legitimidad política y democrática que, en el caso de Asturias, repercuta en mejores políticas sociales y de cohesión territorial.

El relevo en Moncloa deja en una posición complicada a Foro, cuyo escaño era decisivo con el PP y ahora pasa a un papel secundario. Su presidenta, Cristina Coto, alertó ayer del riesgo de que decaigan las inversiones en la región. También a Ciudadanos, que quería elecciones ya por las opciones de victoria de Albert Rivera y que se ha quedado, al menos por un tiempo, fuera de foco. Su portavoz, Nicanor García, 'atizó' tanto a Rajoy como a Sánchez y les responsabilizó de los problemas que puedan surgir en adelante.