El PP no soltará la presa del 'solo sí es sí' para evidenciar «la debilidad» del presidente

El bipartidismo salvó en el decisivo pleno del jueves en el Congreso la reforma de la ley para tapar el resquicio legal por el que ese millar de agresores sexuales ha logrado colarse beneficiándose de condenas más cortas y devolver los castigos a las horquillas del Código Penal previas al 'solo sí es sí'. Pero aunque el socio mayor del Gobierno y el partido líder de la oposición acabaron negociando las enmiendas que derivaron en la aprobación conjunta de la reversión legal, ni interpretan igual el peso del acuerdo ni afrontan igual, en consecuencia, el tiempo que se abre tras consumarse la quiebra más severa que ha afrontado el Gobierno PSOE-Unidas Podemos en una legislatura sacudida por las turbulencias.

Donde los socialistas limitan la transacción a la aceptación de un puñado de reajustes «técnicos» propuestos por los populares, éstos se apuntan el tanto de haber «derogado» de facto la norma estrella del Ministerio de Igualdad. Y donde los primeros se afanan en dar por metabolizada ya la cicuta de los efectos de la ley defendida a capa y espada por la ministra Irene Montero y Podemos, los segundos no van a soltar una presa política que –interpretan– reúne todas las características que ejemplifican «la debilidad» de Sánchez. «Su credibilidad está dinamitada, no tiene el control del Gobierno. Y ahí vamos a percutir», constatan en Génova.

La tristeza y el pesar que tiñeron el jueves la bancada azul del Gobierno y los escaños del PSOE y de Unidas Podemos hicieron más notoria, por contraste, la indisimulada satisfacción entre los de Feijóo, que rompieron en aplausos al cristalizar la votación que enmendaba el 'solo sí es si' y pintaba un cuadro político insólito: las dos alas del Gobierno votando la una contra la otra en una ley aprobada colegiadamente por el Consejo de Ministros y con el socio principal apoyándose en un PP denostado por antifeminista.

Los populares deducen del desenlace que, esta vez, han hecho todo como debían: porque alertaron hace casi un año –lo hizo la diputada por La Coruña Marta González– de las rebajas de penas que iba a comportar el 'solo sí es sí'; porque se ofrecieron a apoyar al PSOE según se destaparon las desavenencias entre los ministerios de Igualdad y Justicia; porque han «arrastrado» a sus rivales a la dependencia de su respaldo para poder pasar página a esta crisis; y porque sin asemejarlo, ni de lejos, a un pacto de Estado, los de Feijóo creen que la reforma les realza como partido «responsable».

En Génova están persuadidos de que lo ocurrido con el 'solo sí es sí' les ayuda a situar el debate donde pretenden: ensanchar el electorado que no soporta «pensar en cuatro años más con Sánchez» y sus socios en el Gobierno, más allá de lo que les seduzca Feijóo. Y en la batalla electoral paralela –la que libran los populares con Vox–, la fuerza que encabeza la oposición ve en el impacto de la reforma aprobada hace tres días la evidencia de que su estrategia es más útil frente a Sánchez que la de una ultraderecha que se quedó en tierra de nadie –no votó– el jueves en el Congreso. Un año después de romper en Castilla y León el tabú de gobernar con los de Santiago Abascal, en Génova echan mano también del 'solo sí es sí' para tratar de darle la vuelta a un pacto espinoso: «Mejor sin Vox pero mucho mejor sin Podemos, que le da muchos más problemas a Sánchez».