Ander Azpiroz y Lourdes Pérez
Jueves, 8 de junio 2023
«No sabemos qué va a pasar». La densa niebla de la incertidumbre envuelve el futuro de la confluencia del proyecto Sumar de Yolanda Díaz con Podemos ante las generales adelantadas al 23 de julio. El plazo para poder concurrir en coalición a los comicios ... finaliza este viernes a las 23:59 horas sin que ayer se despejara en qué va a acabar el pulso: si en un matrimonio de conveniencia sobre la bocina o en un sonoro divorcio que complicaría sobremanera, por no hacerlas casi imposibles, las mayorías que han permitido a Pedro Sánchez gobernar los últimos cuatro años.
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Sometida a crecientes presiones externas e internas en distintos territorios que claman para que se anteponga «la generosidad» a fin de cerrar el acuerdo entre las izquierdas a la izquierda del PSOE, la dirección de Ione Belarra convocó el jueves una consulta exprés y 'online' con los inscritos, que finalizará a las 10:00 horas de este viernes. Busca así que deleguen en los responsables del partido la decisión final sobre si aliarse o no con la vicepresidenta bajo el paraguas de Sumar.
Después lanzó una oferta, ya entrada la noche del jueves y horas después de que se abriera el plazo para que sus militantes votasen. Se trata de concurrir junto a Sumar en todas las circunscripciones provinciales salvo en las tres de la Comunidad Valenciana, donde los morados están dispuestos a presentarse en solitario. El motivo estaría en los supuestos vetos de Compromís en las listas electorales. Sin embargo, desde fuentes cercanas a la plataforma de Díaz dicen no tener conocimiento de esto último y lo que sí afirman es que «no contemplamos» una propuesta de exclusión regional como la planteada por los morados.
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En la práctica, el mecanismo de la consulta –formalizado mediante una enrevesada pregunta– otorga plenos poderes decisorios a la dirección ante las exigencias de puertas hacia dentro para que rebaje sus aspiraciones y ceda. Una dirección que ya tenía en mente la posibilidad de tener que recurrir a la militancia de manera inusual cuando se reactivó el diálogo tras el fiasco del 28-M. Si recibe el espaldarazo de los suyos, el equipo dirigente de Podemos tendrá manos libres para dar el sí, pero también para preparar el terreno en caso de que se consume un divorcio de impredecibles consecuencias.
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La negociación está encallada en un asunto irrenunciable hasta ahora para los morados: la presencia de la ministra de Igualdad y número dos de la formación, Irene Montero, en las listas para el 23-J. El veto –un «gran problema», según fuentes conocedoras de las conversaciones – a quien sus detractores consideran quemada como candidata por los efectos de la ley del 'solo sí es sí' se vería agravado, además, por la voluntad de los socios de Díaz –Más País, Compromís y los comunes– de copar las candidaturas en Madrid, Comunidad Valenciana y Cataluña.
Mientras, Díaz va sumando el aval de Más Madrid, la Chunta Aragonesista o Iniciativa del Pueblo Andaluz –los anticapitalistas de Teresa Rodríguez irán solos con Adelante Andalucía–. Belarra, a su vez, espera la respuesta a su consulta de ayer, que fuentes del partido definen como una «petición de permiso» a las bases para que los responsables del partido decidan el desenlace final de las negociaciones con Díaz. Un plebiscito inverso al de someter cualquier acuerdo al refrendo de los inscritos y que viene motivado, añaden, por las apreturas ya de una cuenta atrás que vence este viernes a medianoche.
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La consulta llega en medio de los llamamientos para propiciar la confluencia con Díaz desde cargos de organizaciones territoriales de Podemos, algunas en lugares donde tras el 28-M han quedado fuera de ayuntamientos y parlamentos regionales. La debacle ha llevado a alzar la voz a responsables locales en Galicia, Canarias, Asturias, Comunidad Valenciana, Navarra y Baleares.
La última dirigente morada en hacerlo ha sido Maru Díaz, líder de la formación en Aragón y consejera en funciones del Gobierno autonómico que, previsiblemente, pasará a manos del PP. Estas tensiones internas se ven intensificadas por el goteo de adhesiones al proyecto de la vicepresidenta, que va cerrando avales y confeccionando las listas con la quincena de siglas con que las que tiene que entenderse.
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La guerra de nervios dio pie el jueves a un episodio tan surrealista como elocuente protagonizado por Carlos Gil Cuevas, miembro del consejo ciudadano estatal de Podemos. Este militante había registrado un nuevo partido con el nombre de Juntas Sí Se Puede, un movimiento «por error y ajeno a la dirección» que obligó a los de Belarra a salir al paso para anular la inscripción en Interior y desmentir que pudiera ser una forma de presionar a Sumar.
Mientras, las desavenencias entre Díaz y Podemos se proyectan sobre otro campo de operaciones, el Gobierno de coalición. El castigo del 28-M ha arruinado el 'ticket' electoral del presidente Sánchez con aquella y la Moncloa apuesta por rebañar todos los votos que estén a su alcance.
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