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El Parlamento catalán rechazó ayer un modelo de financiación para Cataluña en «forma de concierto económico» cinco meses después del pacto para asegurar la singularidad fiscal de la comunidad suscrito por el Gobierno con Esquerra. La moción, impulsada por Junts, solo contó con el apoyo ... de los postconvergentes y de ERC. El PSC, PP y Vox, que suman la mayoría absoluta en la Cámara autonómica, votaron en contra. La CUP y los comunes se abstuvieron. En concreto, el texto de la resolución tumbada proponía establecer un nuevo sistema en «forma de concierto económico», que se aplicaría con una ley específica, que dejaría a Cataluña fuera de la Lofca y que otorgaría a la Generalitat plena soberanía fiscal.
El PSC y Esquerra pactaron a finales de julio un sistema de «financiación singular» para Cataluña a cambio de la investidura de Salvador Illa. Aunque la mayoría del resto de las autonomías y buena parte de los partidos lo ven similar al régimen fiscal vasco, los socialistas catalanes se niegan a definirlo como un concierto. Illa siempre ha marcado distancias respecto al sistema vasco. Asegura que la financiación singular será solidaria y beneficiará al conjunto del Estado autonómico.
La moción parlamentaria de Junts buscaba marcar perfil propio y también trataba de forzar a ERC haciendo cuajar su tesis de que los republicanos han sellado con los socialistas una financiación muy a la baja. La negociación fiscal está aún llena de incógnitas. El pacto entre el PSC y ERC, criticado por todas las autonomías, tanto las del PP como dos de las tres del PSOE –Castilla-La Mancha y Asturias, apuesta por «impulsar un sistema de financiación singular que avance hacia la plena soberanía fiscal, basado en la relación bilateral y la recaudación, gestión y liquidación de todos los impuestos». ERC interpreta el pacto como un «concierto».
Los socialistas, en cambio, nunca usan este término, conscientes de que levanta ampollas en sus propias filas. De momento, el único compromiso firme que ha adquirido el Govern, y así lo está negociando con el Gobierno de Pedro Sánchez, es fijarse el objetivo de gestionar el IRPF esta legislatura, de tal manera que la campaña de la renta del ejercicio de 2025 la haga la agencia tributaria catalana en 2026. La cesión de los demás impuestos ya se dejaría para el siguiente mandato.
La financiación es la cuestión clave de la legislatura catalana. Illa, investido por el PSC, ERC y los comunes, gobierna en solitario con los 42 escaños socialistas (sobre 135) y necesita a Esquerra. Los republicanos le vienen avisando desde el primer día de que si no avanza en materia de modelo fiscal, no le apoyarán en el Parlament. Sin avances concretos en la financiación singular «no puede haber Presupuestos ni aquí ni en Madrid», ha advertido este jueves el diputado de ERC Joan Ignasi Elena. Tanto Sánchez como Illa dependen de la negociación sobre la financiación. La cuestión es qué hará Junts cuando el Gobierno y el Govern acaben de definir el modelo y lo lleven al Congreso, porque los de Puigdemont reivindican su propio pacto fiscal.
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