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sergio eguía
Miércoles, 31 de agosto 2022, 13:35
El antiguo secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, primer y último presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, falleció el martes en Moscú a la edad de 91 años. «Mijaíl Serguéyevich Gorbachov murió esta noche después de una enfermedad ... grave y prolongada», reza el comunicado difundido por el Hospital Central Clínico de la capital rusa, en donde se encontraba internado desde el comienzo de la pandemia. Estaba sometido a hemodiálisis por una insuficiencia renal.
Desde que se conoció el fatal desenlace de la larga enfermedad por la que ha atravesado en los último años Mijaíl Gorbachov, la atención roló hacia las principales cancillerías occidentales. Rusia, el país que el político de la mancha en la frente rescató de los estertores de la Unión Soviética, está en guerra. Cada sílaba de cada palabra de cada frase de condolencia tiene un marcado significado político. Posiblemente más por lo que no se dice o insinúa que por lo que abiertamente se expresa.
Estás son las principales reacciones recogidas por los medios internacionales hasta el momento:
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, elogió a «un estadista único que cambió el curso de la historia. Hizo más que cualquier otro individuo para lograr un final pacífico de la Guerra Fría».
El Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, ha amentando que el aire de cambio y democratización que trajo Gorbachov a Rusia se haya desvanecido durante la etapa de Vladimir Putin. En este sentido, ha valorado que el último líder soviético «empezó una era de cooperación con Occidente y puso fin a la Guerra Fría». «Desgraciadamente las esperanzas se han desvanecido», ha lamentado Borrell, en referencia a la actual relación con la Rusia de Putin y a la agresión militar contra Ucrania.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, destacó su papel como un «líder digno de confianza y respetado. Tuvo un papel crucial en el fin de la Guerra Fría y en derribar la Cortina de Hierro. Abrió el camino para una Europa libre. Este legado es algo que no olvidaremos».
El presidente ruso, Vladimir Putin, expresó sus «profundas condolencias» por boca del portavoz del Kremlin. «Vladimir Putin expresa sus profundas condolencias por la muerte de Mijaíl Gorbachov, él enviará un telegrama de pésame a la familia y a los allegados del exdirigente», dijo Dmitri Peskov según la agencia de noticias TASS.
El presidente estadounidense, Joe Biden, calificó al último líder de la Unión Soviética de «líder excepcional» que hizo del mundo un lugar más seguro.«Estos fueron los actos de un líder excepcional, uno con imaginación para ver que un futuro diferente era posible y el coraje para arriesgar su carrera entera para lograrlo», dijo Biden en un comunicado refiriéndose a las reformas democráticas de Gorbachov.
En el programa 'Newnight' de la BBC, el ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger afirmó que Gorbachov «prestó grandes servicios», pero que «no fue capaz de poner en práctica todas sus visiones».Durante su intervención, Kissinger declaró que el exlíder de la URSS «inició transformaciones históricas en beneficio de la humanidad. El pueblo de Europa del Este y el pueblo alemán, y al final el pueblo ruso, tienen una gran deuda de gratitud con él por la inspiración, por el coraje de presentar estas ideas de libertad».
James Baker, quien fuera secretario de Estado de Estados Unidos entre 1989 y 1992, glosó su figura en los siguientes términos: «La historia recordará a Mijaíl Gorbachov como un gigante que guio a su gran nación hacia la democracia. Desempeñó un papel crítico en la conclusión pacífica de la Guerra Fría por su decisión de no recurrir a la fuerza para mantener el imperio… El mundo libre lo extraña mucho». El republicano Baker sirvió en las Administraciones de Ronald Reagan, como secretario del Tesoro, y de George Bush padre, como jefe de la diplomacia.
Por su parte, el todavía primer ministro británico, Boris Johnson, exaltó «la valentía e integridad» del mandatario nacido el 2 de mayo de 1931. «Estoy entristecido de escuchar de la muerte de Gorbachov. Siempre admiré la valentía e integridad que mostró en darle un final pacífico a la Guerra Fría. En momentos de agresión de Putin a Ucrania, su infatigable compromiso con la apertura de la sociedad soviética permanece como un ejemplo para todos nosotros».
Otra recordada frase sobre el Nobel de la Paz de 1990 es de la entonces primera ministra británica Margaret Thatcher que resume cómo era visto desde el otro lado de la Cortina de Hierro: «Me gusta Gorbachov. Podemos hacer negocios juntos». Es la misma idea que anoche se repetía en toda Europa. Por contraste. Un recordatorio, tal vez, de lo que al actual líder ruso le falta.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, también ha transmitido sus condolencias por la muerte del líder soviético, recordándole como hombre de paz.
Mes condoléances pour la disparition de Mikhaïl Gorbatchev, homme de paix dont les choix ont ouvert un chemin de liberté aux Russes. Son engagement pour la paix en Europe a changé notre histoire commune.
Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) August 30, 2022
El canciller alemán Olaf Scholz señaló que la muerte del ruso se produce en un momento de fracaso de la democracia en el país. «Los movimientos democráticos del centro y el este de Europa se beneficiaron del hecho de que estaba en el poder», dijo a la prensa, describiendo a Gorbachov como un «reformista valiente». Pero «ha muerto en una época en la que no solamente la democracia ha fracasado en Rusia, sino en la que Rusia y el presidente ruso (Vladimir) Putin han cavado nuevas zanjas en Europa y han lanzado una terrible guerra contra un país vecino, Ucrania», añadió.
En España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha expresado su pesar recordando que contribuyó a hacer del mundo «un lugar con más paz y libertad». Sánchez ha destacado que el que fuera el último líder de la Unión Soviética contribuyó con sus decisiones «de forma decisiva a terminar con la Guerra Fría y hacer de Europa, y del mundo, un lugar con más paz y libertad». En un mensaje publicado en Twitter, el presidente del Gobierno ha aprovechado para trasladar sus condolencias a los familiares y amigos de Gorbachov y también «al pueblo ruso».
También ha hablado el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. «Figura clave en la política y la historia de la segunda mitad del siglo XX por su impulso al fin del comunismo. La paz y la libertad siempre estarán en deuda», ha indicado el dirigente gallego.
China presentó sus condolencias a la familia de Gorbachov y elogió su papel en el acercamiento entre Pekín y Moscú, tras tres décadas de ruptura.«Contribuyó de forma positiva a la normalización de las relaciones entre China y la Unión Soviética», dijo a la prensa Zhao Lijian, portavoz de la diplomacia china.
En Colombia, líderes políticos de todos los sectores lamentaron la muerte de Gorbachov haciendo énfasis en alguna faceta según sus visiones e intereses. «Se fue un campeón de la paz, Mikhail Gorbachev. El mundo necesita muchos más líderes como él» ha escrito en Twitter el expresidente Juan Manuel Santos, arquitecto de la paz con las FARC. Su rival, el expresidente Álvaro Uribe, se centró en la libertad y ha comentado al publicar una foto de Gorbachov con el expresidente estadounidense Ronald Reagan, «Mijail Gorbachov, uno de sus legados: 'Tenemos que hablar francamente de esto. Hay personas para quienes la libertad es una molestia, no se sienten bien con ella».
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Gorbachov dirigió la Unión Soviética entre 1985 y 1991 como secretario general del Comité Central del PCUS y después como presidente soviético, el primero, ya que el cargo fue creado durante su mandato. Lanzó la llamada 'perestroika' en 1985 en un intento baldío de reformar el sistema de poder soviético y su economía. Pero tuvo que dimitir, el 25 de diciembre de 1991, una vez se firmaron los Acuerdos de Belovézhskaya, que supusieron la desintegración de la URSS y su desaparición como Estado.
Nació en lo que hoy día es el territorio de Stávropol el 2 de marzo de 1931. Se licenció en Derecho en la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú (MGU), en donde conoció a la que sería su esposa, Raísa Maxímovna. Ingresó en el Komsomol, las juventudes comunistas, y, en 1971, fue elegido miembro del Comité Central del PCUS. Llegaría a desempeñar la máxima responsabilidad dentro del partido en marzo de 1985.
Junto con las reformas, avanzó hacia un acercamiento a Occidente para poner fin a la Guerra Fría y tratar de sofocar el peligro de guerra nuclear. Gracias a él se firmaron los primeros acuerdos de desarme con Estados Unidos. En febrero de 1990, Gorbachov fue elegido presidente de la URSS, convirtiéndose en la primera y última persona en ocupar tal responsabilidad.
En agosto de 1991, sufrió un intento de derrocamiento por parte de un grupo de dirigentes contrarios a las reformas que se erigió en el Comité Estatal para el Estado de Emergencia GKChP). Aunque el golpe fracasó, le debilitó hasta el punto de que le fue imposible evitar la desintegración de la Unión Soviética pocos meses después. El objetivo del levantamiento era frustrar la firma del Tratado de la Unión, un intento de mantener el país unido mediante la transformación de sus estructuras, su democratización, descentralización e incluso revocación del modelo socialista.
Se debía haber suscrito por las distintas repúblicas a partir del 20 de agosto. Su negociación había sido extremadamente difícil y prolongada. Así que, una vez encarcelados los golpistas, un Gorbachov muy debilitado volvió sobre la idea del Tratado de la Unión y la relanzó aquel 2 de septiembre en el Congreso de los Diputados Populares de la URSS.
Tratado de la Unión
La situación aconsejaba introducir modificaciones y el nuevo proyecto iba aún más lejos que el texto consensuado anteriormente. Lo apoyaron 10 repúblicas (todas salvo Letonia, Lituania, Estonia, Georgia y Moldavia). La URSS desaparecería, pero se pretendía al menos conservar un espacio económico común y un Ejército único. Gorbachov buscaba además jugar un papel al frente del nuevo conglomerado.
Pero no pudo ser. Aunque el presidente ruso, Borís Yeltsin, se presentó desde el principio como uno de los impulsores del nuevo Tratado de la Unión, lo cierto es que terminó torpedeándolo. Contó para ello con la ayuda de Ucrania y Bielorrusia.
Los dirigentes de las tres repúblicas eslavas se reunieron el 8 de diciembre de 1991 en el palacete de Viskuli, junto a la frontera con Polonia, y, además de dar por disuelta la URSS, afirmaron que el Tratado de la Unión estaba muerto. No habría ni siquiera una confederación de Estados soberanos. Gorbachov, desprovisto ya de país en donde mandar, anunció su renuncia medio mes después.
Gorbachov llegó al poder con la misión imposible de «humanizar» el socialismo real y hacerlo más eficaz. También con el objetivo de conseguir una economía más próspera, una sociedad algo más democrática y de poner fin a la peligrosa confrontación con Occidente. La Guerra Fría y la carrera de armamentos eran, no sólo una seria amenaza para la seguridad mundial, sino también una auténtica losa para la economía soviética.
Tras dejar la política, creó y dirigió la Fundación Gorbachov, que estudia los problemas de la historia rusa y mundial. En 1990 recibió el Premio Nobel de la Paz y en 1996 se presentó como candidato a la Presidencia rusa, obteniendo tan solo el 0,51% de los votos. Gorbachov criticó ocasionalmente la política del presidente, Vladímir Putin.
Su esposa, Raísa, falleció el 20 de septiembre de 1999. La pareja tuvo una única hija, Irina. El último líder soviético será enterrado en el cementerio Novodiévichi de Moscú, en el mismo sitio donde yace su cónyuge.
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