«Cumplimos y cumpliremos. Es la hora de trabajar, la hora de gobernar». Con estas palabras el líder del PSC Salvador Illa ha puesto este sábado la directa hacia su investidura, que se celebrará previsiblemente la semana que viene salvo que medie algún factor sobrevenido ... y bajo la reiterada amenaza, hoy mismo, de Carles Puigdemont de que regresará para la sesión plenaria aun a riesgo de una detención segura. Un día después de que las bases de Esquerra Republicana avalasen en una consulta interna, con el 53,5% de los votos, investir al candidato socialista como presidente de la Generalitat, Illa confirmó que ya ha comunicado al presidente del Parlament de Cataluña, Josep Rull, que opta al debate para elegir president porque da por hecho que tiene amarrados los 68 escaños -la suma del PSC, los comunes y Esquerra- para recuperar el Palau de la Generalitat.
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El secretario general del PSC compareció ante los medios tras la reunión extraordinaria en Barcelona de la ejecutiva del PSC y después de días de silencio, tras cerrar el preacuerdo con los republicanos que le hará president a cambio de la soberanía fiscal catalana, para no soliviantar de algún modo a las bases independentistas, muy divididas sobre su figura. Illa definió su estado de ánimo -dijo sentirse «satisfecho, feliz y esperanzado»- y cerró filas, sin resquicio a la duda, con un pacto que se ha comprometido a cumplir; lo que exigió Marta Rovira, a él y a Pedro Sánchez, el mismo viernes tras recibir el «sí vigilante» de su militancia. Concernido por la alianza que otorga un concierto económico propio a los catalanes y que ha levantado en pie de guerra a los barones territoriales de su partido, Illa argumentó que «no existe ningún acuerdo contra nadie, sino favor de los catalanes». Y tras incidir en «no se renunciará a la solidaridad», algo que como formaciones de izquierda, ha asegurado, lo tienen «muy claro», recalcó que su compromiso y el del PSC «es cumplir íntegramente los acuerdos con ERC y Comuns».
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«Ha ganado la buena política», proclamó siguiendo la evaluación de Sánchez, tras afirmar que los pactos que permitirán su investidura y llevarán a su comunidad a desengancharse del sistema común han dado cumplimiento a la voluntad mayoritaria expresada en las urnas, con el objetivo ahora de dar un «horizonte colectivo de esperanza de que no bloquee el país y ofrezca oportunidades». En su muy breve intervención, Illa se afanó en recalcar que nadie ha pedido prescindir de la solidaridad interregional en la aplicación del acuerdo. Pero todo el hilo conductor de su discurso ha sido un canto a la oportunidad que se abre para Cataluña.
«La política es un ejercicio de trabajo colectivo, no individualista; de realismo, no de fantasías; responsabilidad, rigor y servicio público», argumenta el líder del PSC, quien asegura que los acuerdos con ERC y comunes siguen esta guía de la «buena política».
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La división en las filas socialistas tras el preacuerdo entre PSC y ERC para investir a Salvador Illa presidente de la Generalitat por la controvertida «financiación singular»para Cataluña es la brecha que quiere aprovechar el PP para frenar el pacto. Su vicesecretaria de Sanidad y Educación volvió a reclamar este sábado a los barones del PSOE «pasar a la acción» para detener «la deriva reaccionaria» de Pedro Sánchez, al que acusó de permitir la ruptura de la «caja común» en manos de 500 independentistas que «odian a España».
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