Lourdes Pérez / Ander Azpiroz
Madrid
Domingo, 15 de diciembre 2024, 13:49
Antes de alcanzar la tregua navideña, si es que llega, el Gobierno tendrá que atravesar el calvario de una semana que enlazará cuatro citaciones ante los juzgados vinculadas a las causas que lo interpelan de una forma u otra; y en la que además, políticamente, ... pasa examen este martes en la Mesa del Congreso con la proposición no de ley con la que Junts pretende forzar al presidente Sánchez a someterse a una cuestión de confianza, algo que solo puede decidir él, en un momento de intensa amenaza de los de Carles Puigdemont por lo que interpreta como reiterados incumplimientos de los acuerdos pactados.
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Conscientes del alto voltaje potencial de lo que se les avecina, los socialistas hicieron ayer de la necesidad virtud y aprovecharon un acto muy simbólico en Madrid para presentar a su líder como la víctima de una supuesta confabulación entre «los bulos» de la derecha, algunos jueces y «los tabloides» e intentar blindarlo frente a lo que viene: «Sabemos que van a por ti», resumió la estrategia María Jesús Montero, la dirigente que encarna al tiempo la vicepresidencia primera del Gobierno y la vicesecretaría general del PSOE.
Fue en Alcorcón, en el 'cinturón rojo' de Madrid y en el primer mitin del partido tras confirmarse, al ser el único candidato en liza tras la renuncia de Juan Lobato, que el ministro Óscar López pilotará la siempre conflictiva federación territorial para competir contra la hegemonía electoral de Isabel Díaz Ayuso. Ambos, Montero y López, coparon el protagonismo, pero con otro ministro con una responsabilidad institucional no menor –el titular de Justicia, Félix Bolaños– entre el público.
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El acto preludió el rosario de desfiles judiciales: hoy Víctor de Aldama y mañana Koldo García ante el Supremo; el miércoles, Begoña Gómez ante el juez Juan Carlos Peinado; y el viernes, Cristina Álvarez, la directora de La Moncloa señalada por trabajar para la mujer del presidente. El discurso ayer de Montero dejó sentado que los socialistas, a los que Sánchez apeló en su congreso a rearmarse para afrontar y ganar el ciclo electoral que comenzará en 2026 en Castilla y León si no median adelantos, han optado ya abiertamente por ir al choque con el Poder Judicial tras el ensayo de las críticas contra el magistrado Manuel García Castellón, hoy jubilado, por la causa por terrorismo contra Carles Puigdemont y, en especial, de las querellas por presunta prevaricación contra Peinado.
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Choque que personalizó el propio Sánchez el miércoles en la tradicional copa de Navidad en La Moncloa, cuando apuntó a jueces a los que no identificó por filtrar información de las causas que lo afectan a fin de permitir al PP «jugar con las cartas marcadas». Choque del que la nueva presidenta del CGPJ y del Supremo, la progresista Isabel Perelló, vino a darse por enterada cuando dos días después reprobó implícitamente al presidente porque atribuir «sesgos políticos» a los togados deriva, advirtió, en un «grave daño institucional». Sánchez ha evitado declararse damnificado por 'lawfare'. Pero el Día de la Costitución ya se dijo convencido de que «el acoso» que, a sus ojos, sufre el Gobierno «se volverá contra los acosadores» en las generales que piensa convocar cuando tocan, en 2027.
Montero actuó ayer de exégeta del presidente y, al tiempo, de coraza. La número dos del Gobierno y del PSOE situó Madrid, donde el duelo Sánchez-Ayuso se ha acerado por las imputaciones que vinculan al novio de la presidenta autonómica y al fiscal general del Estado, como «el mascarón de proa» para reactivar el electorado progresista al que la derecha y sus terminales buscarían desmovilizar. Y en consonacia con la tesis de Sánchez de que las causas que conciernen a su mujer y su hermano levantarán una ola de empatía hacia él, la vicepresidenta entonó ese «sabemos que van a por ti, porque nos representas, representas lo mejor del progreso de España».
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La semana estrictamente política tampoco va a dar tregua al Gobierno. El secretario general de Junts, Jordi Turull, insistió ayer en El Periódico en que su partido adoptará «decisiones» si el PSOE veta mañana en la Mesa del Congreso su proposición no de ley para que Sánchez se someta a una cuestión de confianza rechazada, hasta ahora, por el Gobierno. Y Alberto Núñez Feijóo confirmó en La Razón que el PP avalará la iniciativa si ésta no incluye nada que vulnere sus «principios» y su «programa».
La semana judicial que le espera a Pedro Sánchez y al Gobierno será para el PP el equivalente a «el infierno antes de la Navidad». «Este año el premio gordo de quien es más corrupto va a estar muy repartido», ironizó desde Toledo la número dos de los populares, Cuca Gamarra. La secretaria general de la formación de Alberto Núñez Feijóo aseguró que los españoles se encuentran ante «un auténtico esperpento» por la cerrazón del líder socialista de permanecer «un poco más» en la Moncloa. También se refirió al lema que ha escogido el ministro Óscar López para medirse a Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. «No es una izquierda valiente, sino una izquierda imputada», concluyó Gamarra.
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