El Gobierno regional cambia para adaptarse «a la nueva realidad»

No hay, por tanto, un cambio de nombres pero sí de competencias que evidencia en quiénes confía el presidente. Ellos son Juan Cofiño y Alejandro Calvo. El primero asume la Función Pública -su departamento pasará a llamarse Consejería de Administración Autonómica, Medio Ambiente y Cambio Climático-, que deja de estar bajo el paraguas de la consejera de Presidencia, Rita Camblor, quien pierde peso en el Ejecutivo. El segundo, se queda con Infraestructuras dentro de una nueva consejería que pasará a llamarse Medio Rural y Cohesión Territorial. «Supone remodelar la administración para adaptarla al siglo XXI», recalcó Barbón.

Aunque el jefe del Ejecutivo ha esperado para anunciar los cambios hasta la entrada en la llamada nueva normalidad -cuya estructura completa se concretará en el Consejo de Gobierno del próximo jueves-, la reforma de la administración era una idea que ya estaba en sus planes desde hace semanas. «Es necesario hablar claro a los asturianos y decirles lo que la administración se puede o no se puede permitir», respondía en la Junta el pasado 20 de mayo a una pregunta de Podemos. Entonces, se discutía si la anunciada reforma de la función pública equivaldría a un recorte del sueldo de los funcionarios. Fue desmentido categóricamente, pero el presidente reconocía que «no tenemos por qué hablar de recorte de funcionarios, se puede mantener el mismo número pero a veces hay que derivar o trasladar de unos puestos a otros profesionales». Ayer, volvió a vueltas con el mismo argumento. Sin haber oficializado aún la decisión, Adrián Barbón ya enumeró varios encargos para el vicepresidente Juan Cofiño: «Ver dónde tenemos debilidades, fortalezas, dónde sobra personal y dónde falta». De hecho, no descartó que se produzca una movilidad de puestos dentro de la administración. Además, en esa búsqueda de la eficiencia, avanzó que será «fundamental» analizar «qué papel va a jugar en el futuro el teletrabajo».

Pero el sábado tocaba ampararse en cuatro conceptos, «agilidad, eficacia, productividad y sostenibilidad» para justificar la necesidad de acometer esta actualización de la administración pública. No siempre lo vio así porque, como él mismo asumía, «es de los grandes retos que hemos descubierto como consecuencia del coronavirus». Preguntado por los plazos para este ambicioso proyecto de «puesta a punto», según sus palabras», el jefe del Ejecutivo aclaró que «no puede ser flor de un día», pero que «nos tiene que dar tiempo en esta legislatura». Aunque la intención es «adaptarse a la nueva realidad», Adrián Barbón valoró «aprovechar lo bueno» y «aprender de otras administraciones, para ser más productivos y eficaces».

El otro cambio del Ejecutivo viene motivado porque «el medio rural ha salido revalorizado de esta crisis y es necesaria la mejora de las comunicaciones y la conexión con el centro de Asturias con una lógica y progresiva red de transportes», señaló Barbón.

Según la percepción del presidente regional, durante la pandemia «más ciudadanos piensan en comprar o remodelar las viviendas familiares en pueblos para ponerlas a punto, ganar calidad de vida y volver a ellas en caso de un futuro confinamiento». Así, entiende que van a ser clave, más que antes si cabe, las políticas de comunicaciones y conexión con el centro de Asturias.