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ANDRÉS SUÁREZ
MADRID.
Domingo, 20 de enero 2019, 03:20
La refriega interna en el PP de Asturias llegó ayer a las alturas de Génova, sede nacional del partido. Las veladas críticas de la presidenta regional, Mercedes Fernández, a la nueva candidata al Principado, Teresa Mallada, provocaron una reacción inusualmente contundente del equipo que lidera Pablo Casado ... , por boca del vicesecretario de Organización, Javier Maroto. Quizá consciente del progresivo emponzoñamiento de la situación, Maroto quiso cortar por lo sano y dejar clara la hoja de ruta a seguir. «El Partido Popular ha hecho una apuesta de futuro que es Teresa Mallada», proclamó, alertando de los riesgos de obstaculizar o contravenir una estrategia orientada a ganar las elecciones autonómicas del próximo mes de mayo. «Quien quiera apuntarse al futuro tiene que apuntarse a Teresa Mallada», zanjó.
Las discrepancias entre Fernández y Mallada, entre 'cherinistas' y 'malladistas', seguían siendo ayer la comidilla en los pasillos de la convención nacional que el PP celebra en Madrid. Las palabras de la presidenta, el día anterior, aún resonaban en la mente de todos. Fue una comparación crítica entre su labor en estos años al frente del partido en Asturias y la irrupción de la nueva candidata, con el aval directo de la dirección nacional. «Algunos sabemos construir desde cero, otros saben coger el relevo desde el trabajo hecho», deslizó con más que evidente intencionalidad. Afirmaciones compartidas y justificadas por sus dirigentes más afines, aunque también entre los suyos hay quien cree que no era el momento, con toda la plana mayor de la organización delante, de ser tan contundente, y que provocaron una enorme irritación entre los partidarios de la cabeza de lista al Principado.
El malestar llegó también hasta la sede nacional de la calle Génova. A primera hora de la mañana, a las puertas de la convención, el vicesecretario de Organización del PP dejó claro que espera unidad y cierre de filas en la organización asturiana y que Mallada es la opción firme y sólida con la que encarar los tiempos políticos que vienen. Es la «apuesta de futuro», remarcó Maroto.
El dirigente popular dio a entender que no se va a transigir con actitudes que contravengan lo que debe ser la apuesta común del partido por ganar las elecciones y gobernar Asturias a partir de mayo. Lanzó un aviso a navegantes: «Quien quiera apuntarse al futuro tiene que apuntarse a Teresa Mallada». Reflexiones que fueron bien recibidas por los partidarios de la candidata pero que, por su contundencia, fueron encajadas con cierto disgusto por dirigentes cuyas tesis son próximas a las de la presidenta del partido, al entender que se cercena cualquier atisbo de crítica interna y se pide «un auto de fe».
Maroto fue también nítido al justificar la decisión de orillar a Fernández y apostar por Mallada como candidata. Lo hizo al calor de las encuestas que maneja la dirección popular que sostienen que la ex presidenta de Hunosa no solo es la alternativa «más positiva» para el electorado del PP, sino también la que mejor entrada tendría entre los votantes de Ciudadanos y Foro. Porque en Génova existe la convicción de que para asaltar el Principado será necesario el entendimiento del centroderecha, en un escenario muy fragmentado. «Necesitamos aunar a todo el centroderecha para recuperar el Gobierno», anotó el responsable de Organización.
Las palabras de Maroto reconfortaron a Mallada y aliviaron a los suyos, que aún ayer decían no haber salido del «asombro» provocado por la «inesperada embestida» de Fernández, que incluso llevó a algunos a acercarse a dirigentes afines a la presidenta para pedir explicaciones. Personas cercanas a la candidata no escondían que esta se encontraba «dolida» por lo sucedido, si bien la intervención de la dirección nacional actuó como bálsamo reparador de la herida.
La propia Mallada evitó el choque cuando fue preguntada por el reproche de Fernández. Optó por un mensaje que huyó del conflicto y que se remitió a la reflexión previa de Maroto y a la importancia que supone contar con el «apoyo absoluto» de la cúpula estatal. Su único objetivo en la convención, dijo, es recabar el mayor respaldo posible de Génova para llegar a la cita con las urnas de primavera en las mejores condiciones. Tiene la convicción, o al menos eso expresó en público, que la organización afrontará «unida» ese reto. Ella es la candidata y Fernández ocupa el puesto «más importante del partido», la presidencia, «y todos vamos a trabajar para ganar».
Más allá de las declaraciones públicas, en el conjunto del partido, y sobre todo en el equipo de la candidata, no se esconde en privado el temor al desgaste que sobre las expectativas electorales puede provocar la prolongación en el tiempo de este clima de pulsión interna. Se admite que las heridas provocadas por el convulso proceso de designación de la cabeza de lista están aún abiertas, pero se apela a una distensión para evitar un estallido de proporciones incalculables.
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