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A. SUÁREZ
OVIEDO.
Jueves, 27 de diciembre 2018, 03:48
No hay espacio para la armonía navideña en Izquierda Unida. Lejos de atenuarse, el cruce de reproches entre el coordinador federal, Alberto Garzón, y el portavoz en la Junta General, Gaspar Llamazares, sube de tono, en lo que representa la ... punta del iceberg del enfrentamiento entre la dirección estatal y la regional respecto del proyecto y el modelo político que debe encarnar la coalición. Con las primarias para elegir al candidato al Principado a la vuelta de la esquina, viene un 'enero caliente' marcado por la amenaza cada vez más latente de una fractura total entre las dos organizaciones. Ayer, Llamazares alertó a Garzón del enorme riesgo que supondría una posible estrategia que desde Madrid busque la «quiebra» de IU de Asturias: una posible mayoría de la derecha en la Junta General.
El enfrentamiento de estos días entre Garzón y Llamazares tiene un componente personal, pero el trasfondo político es de mucho más calado. Subyace la frontal discrepancia de proyecto político entre IU federal, volcada en la confluencia con Podemos, y la organización asturiana, cuya militancia ha aprobado por abrumadora mayoría concurrir a los procesos electorales de 2019 al margen de la formación morada. Dado que la estrategia de alianza con el partido de Pablo Iglesias que defiende el equipo de Garzón viene languideciendo en las recientes convocatorias electorales, con las andaluzas como último ejemplo, en Asturias existe la sospecha de que lo último que quiere Madrid es que la apuesta contraria, la de presentarse a los comicios en solitario, triunfe. Se piensa, en ese sentido, que la cúpula federal está dispuesta a todo con tal de impedir un buen resultado en el Principado. Son muchos en IU de Asturias quienes enmarcan en ese clima un posible intento de Garzón de evitar a toda costa que Llamazares sea el candidato.
El propio Llamazares presumió ayer de la labor «constructiva» que IU ha desempeñado en la Junta General, que a su juicio se ha revelado exitosa en la parte final de la legislatura en la medida en que Podemos, que tumbó los tres primeros presupuestos del PSOE, ha decidido virar desde una posición obstruccionista para propiciar un acuerdo de la izquierda. «Nuestra estrategia ha salido adelante», añadió.
Llamazares, dispuesto a ser candidato de nuevo pero que no se rasgará las vestiduras -así lo dijo ayer textualmente- si la militancia no está por la labor, defendió que Asturias, por su peso político e institucional, es la «perita en dulce» del proyecto de Izquierda Unida. Y señaló que la actuación de Garzón y los suyos es «muy grave» porque sus decisiones afectan no ya solo a la federación asturiana sino también al resultado de las próximas elecciones autonómicas y al futuro gobierno de la comunidad.
«Si Garzón quiebra a IU de Asturias estará dando la mayoría a la derecha para gobernar como nunca gobernó en el pasado», alertó el portavoz parlamentario, que fue más allá en sus dardos al dirigente federal: «Lo que no consiguió Cascos lo puede conseguir Garzón».
A Garzón le llovieron ayer las críticas. Las recibió también de Izquierda Abierta, el partido que Llamazares encabeza dentro de IU, que acusó a la dirección federal de «sobreactuar» en sus críticas al dirigente asturiano para ocultar dos realidades. Una, política: «Se elude el debate de la disolución en Podemos, el desahucio de Izquierda Unida y la limpieza de los discrepantes». Otra, económica: «Garzón no permitió la formación de grupo parlamentario en 2015, generando una deuda a IU de 1,9 millones de euros».
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