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A. SUÁREZ
Viernes, 1 de marzo 2019, 03:45
Las tensiones en Izquierda Unida, tanto en el seno de la federación asturiana como en la relación con la dirección nacional, no quedaron enterradas con la salida de Gaspar Llamazares. Las diferencias persisten y vuelven a aflorar. El motivo es el acuerdo alcanzado en Madrid por el equipo de Alberto Garzón con Podemos para concurrir en confluencia a las generales del 28 de abril. El pacto otorga inicialmente a IU de Asturias el tercer puesto de una candidatura común, cuyas opciones de resultar elegido son nulas. Aunque se mantienen abiertas las negociaciones entre ambas fuerzas, la coalición bulle. El coordinador regional, Ramón Argüelles, amenazó ayer con que IU irá en solitario a esos comicios si no se le garantiza, como mínimo, el número dos de esa lista conjunta. Pero desde el sector que encabeza Ángela Vallina, candidata a las primarias autonómicas, se va más allá y se entierra de antemano cualquier opción de confluencia con el partido morado.
La situación tiene un punto kafkiano porque ese número dos que como mínimo exige un sector de IU de Asturias para dar por válida la confluencia, y que en Madrid pide la dirección de Garzón, tiene también el visto bueno de la cúpula asturiana de Podemos. «Tenemos que hacer lo posible para salir juntos hacia delante mirando al futuro», dijo el secretario general, Daniel Ripa, partidario de «buscar un encaje donde todos nos sintamos cómodos». El problema está, pues, en la cúpula estatal de los morados.
«En estos momentos la dirección federal sigue negociando para lograr que ese segundo puesto lo ocupe el representante de IU de Asturias», anotaron ayer fuentes del equipo de Garzón, aunque los contactos, al menos de momento, no han prosperado.
El asunto tiene múltiples aristas. El coordinador de IU de Asturias trasladó ayer al mensaje, dirigido a Podemos en Madrid pero también a Garzón, de que la coalición presentará su propia candidatura en el Principado, al margen de la confluencia, si no hay un cambio sustancial en la oferta que está sobre la mesa y no se consigue, al menos, el número dos de la lista conjunta. «No somos el partido más grande pero tampoco un partido fantasma», anotó Argüelles, «y no vamos a diluirnos en algo donde no tendríamos representación ni visibilidad».
Otro de los elementos relevantes es que hay un amplio sector de la organización, aglutinado en torno a Ángela Vallina, candidata a las primarias de las que saldrá el número uno de la lista de IU al Principado, que entiende que sea cual sea el puesto que se ofrezca en una lista común con Podemos, esa confluencia es imposible porque así lo decidieron en referéndum los afiliados. Un discurso que ayer blandió el diputado Ovidio Zapico, que fue muy contundente: «Hay decenas de miles de asturianos que se reflejan en el proyecto de IU y no pueden quedar huérfanos. IU de Asturias no puede ser una provincia de Roma en la que un emperador determine qué está permitido y qué no. Somos una aldea gala que no solo va a resistir sino que tiene vocación de crecer junto a otras pequeñas aldeas galas que hay en el Estado español».
En el debate terció también Carmen Conde, que competirá con Argüelles y Vallina por liderar la candidatura autonómica. La avilesina consideró «coherente» que IU de Asturias ocupe el número dos en una lista a las generales con Podemos, pero afeó la «sobreactuación» de algunos -en referencia a Argüelles y Zapico- en sus críticas. «Retomar la senda de Llamazares ya sabemos a dónde nos lleva, es evidente que la propuesta no es aceptable pero las sobreactuaciones de algunos están fuera de lugar», zanjó.
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