Alberto Núñez Feijóo reivindicó este lunes su liderazgo tras las últimas críticas que ha recibido desde dentro y fuera del PP por su giro ante el decreto social que el Gobierno ha pactado con Junts y que incluye, entre otras medidas, la revalorización de las ... pensiones o las ayudas a los afectados por la dana. El político gallego dejó claro que él, a diferencia del presidente del Gobierno, sabe lo que hace y no recibe «órdenes de nadie» más allá de los afiliados y del programa electoral con el que se presentó a las elecciones generales de julio de 2023. «Para buscar pollo sin cabeza –como le calificó la semana pasada el ministro Óscar Puente– sugiero mirar al Ejecutivo y a Pedro Sánchez, esperando las órdenes de Carles Puigdemont», afirmó ante la plana mayor del partido reunida en la junta directiva nacional.
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El líder de los populares agradeció a los suyos todas las «opiniones» y «consejos» que ha recibido en estos días para «fulminar» al socialismo, reconociendo así, de forma velada, las discrepancias internas a su golpe de timón. Pero dio carpetazo a cualquier cuestionamiento a su estrategia. Guste o no la decisión sobre el decreto 'minibus', como lo han bautizado en Génova, está tomada y llamó a filas para pasar página de una vez. En el entorno de Feijóo aseguran que en el PP «las opiniones se respetan». «Hay partidos en que los que piensan diferente se van», arguyen estas mismas fuentes y recuerdan la salida del PSOEdel expresidente de Aragón, Javier Lambán, el pasado jueves o de Vox del exvicepresidente de Castilla y Léon, Juan Ignacio García Gallardo, ayer mismo. Ambas voces críticas con las direcciones de sus partidos.
En presencia de la mitad de sus barones –solo acudieron cuatro de los once con bastón de mando en plaza– el líder gallego reivindicó al PP como la única oposición que aspira a sacar a Sánchez de la Moncloa dejando a Vox fuera de la ecuación. «O gobierna el PP –dijo– o seguirá gobernando el PSOE con todos sus socios». Para ello, abogó por ejercer «la buena política» frente a «la política barata» de sus rivales a izquierda o a derecha del tablero que pretenden convertir todo «en un espectáculo lleno de luces». La formación conservadora planea volcarse esta semana en la vivienda para tratar de erosionar al Gobierno sin dejar de atacar a Sánchez por el flanco de sus cesiones al soberanismo catalán.
Para el principal partido de la oposición la dependencia de Sánchez de los siete diputados de Junts en el Congreso es total y alertan con las consecuencias nefastas de que el Gobierno ceda a la Generalitat de Cataluña la potestad de poder decidir a quién expulsa o a quién permite la entrada en su territorio, tal y como le exige la formación de Puigdemont a cambio de mantener su apoyo parlamentario. «Si se pierde el control de fronteras, poco más quedaría por transferir al independentismo que el Palacio de la Moncloa», alertó Feijóo.
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Tal y como argumentó ante la junta directiva nacional de su partido, «el independentismo empieza pidiendo el control de fronteras para impedir la entrada de los inmigrantes irregulares y acaba convirtiendo una comunidad autónoma en un estado». Por ello, exigió al jefe del Ejecutivo «un mínimo de responsabilidad» y avisó que «la seguridad nacional es justo lo que no se puede trocear».
Pero no solo el PSOE fue el blanco de sus ataques dialécticos. Empujado por las críticas que le han llovido desde Vox a colación de su apoyo al decreto de las pensiones y otros asuntos, como la composición de la Junta Electoral Central, el líder del PP elevó ayer el tono contra la formación de Santiago Abascal a la que calificó como «oposición de tumbona, de sarao y de dedito levantado». Un estilo que, recalcó, no va con él.
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Cansado de recibir golpes también del flanco de la derecha, Feijóo lanzó ayer los suyos y cargó contra Vox porque su objetivo, dijo, «no parece ser cambiar nada, sino reformar su permanencia en la oposición». Una respuesta de «baja intensidad», a ojos de su equipo, que justifican por los últimos ataques que han llegado desde su otrora socio en gobiernos autonómicos cuando recuerdan que desde Génova «se dio orden expresa de no atacar a Santiago Abascal» tras la información de 'El Confidencial' acerca de los pagos de una productora a su pareja. «Parece que tenemos que aguantar lo que nos digan y no podemos hablar de ellos», se quejaban desde el entorno del líder del PP.
Vox, que continúa en ascenso en las encuestas, se ha mostrado muy crítico con el viraje de los conservadores ante el decreto ómnibus llegando a acusar a Feijóo de ser la «comparsa» de Sánchez y recriminándole su «incapacidad para ejercer la oposición como Dios manda en estos momentos, que tiene que ser una oposición frontal en el Parlamento, en los tribunales y en las calles».
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Tras las palabras de este lunes, Abascal no tardó en responder al político gallego en las redes sociales al asegurar que se echara en una tumbona «solo después de recorrer España y el resto del mundo para que sepan que PP y PSOE han traicionado y estafado» en un intento más por situando a su rival directo en las urnas como una especie de mantenedor de Sánchez en el poder.
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