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ANDRÉS SUÁREZ
OVIEDO.
Martes, 11 de diciembre 2018, 04:05
No es habitual ver al presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (Fade) en las comparecencias presupuestarias de la Junta General. La costumbre dicta que al farragoso trámite parlamentario de las cuentas asista algún representante de la patronal, salvo en algún caso que ... se ha remitido a la Cámara un informe escrito, pero no su máximo responsable. Este año, sin embargo, el debate está especialmente enconado por el frontal rechazo que desde el primer minuto el colectivo empresarial y su principal dirigente, Belarmino Feito, han mostrado hacia el proyecto pactado por PSOE, Podemos e IU para 2019. De ahí que fuese el propio Feito quien acudiese a mostrar de viva voz su disconformidad, con argumentos muy contundentes. Habló, en concreto, de un documento económico «continuista», que prioriza el gasto corriente y es «raquítico» en la inversión. Que el líder de Fade rematase su discurso y abandonase la sala sin esperar al turno de preguntas de los grupos soliviantó a Podemos e Izquierda Unida, que le dedicaron duros reproches.
El carrusel de comparecencias de ayer, con representantes de colectivos económicos y sociales varios, suele ser un mero trámite pero lo es más este año en la medida en que el proyecto llega pactado a la Junta, con el respaldo de los grupos de la izquierda, y saldrá adelante sin que se atiendan las quejas que suelen aflorar en estas sesiones. Desde el aplauso de los sindicatos por la apuesta social del presupuesto hasta la «moderada satisfacción» de los ayuntamientos, pasando por la rotunda oposición de la patronal, de todo hubo en la jornada parlamentaria. Pero los reproches de Fade se escucharon con especial fuerza.
Feito no se anduvo con medias tintas. «No son los presupuestos que Asturias necesita», dijo nada más comenzar. Fue especialmente crítico con el ajuste inversor y señaló que mientras el volumen global de las cuentas es similar al de los años previos a la crisis, este capítulo ha caído de los 1.000 millones de euros de entonces a los apenas 357 del próximo año. Y alertó de que la «renuncia» a apostar por la inversión tiene consecuencias directas sobre el empleo. Aportó datos concretos. Anotó que cada 100 millones destinados a este fin generan 2.800 puestos de trabajo. Que en materia de infraestructuras destinar 35 millones extra generaría 945 empleos. Y que apostar por la modernización tecnológica de la administración, pasando de los 10 millones previstos a 25, posibilitaría activar otros 400 puestos de trabajo.
«Perpetuar» una estructura presupuestaria que consolide un crecimiento del gasto corriente, un recorte de la inversión y una fuerte carga de endeudamiento es «una rémora para el futuro», remachó Feito, que reclamó una reforma fiscal en profundidad que rebaje la presión tributaria y facilite el crecimiento de la economía.
Feito terminó su discurso, esperó unos minutos y abandonó la sala, lo que enfadó sobremanera a los diputados de Podemos e IU. «Pontificó pero no escuchó, fue una soflama sin réplica», objetó el portavoz de la coalición, Gaspar Llamazares. El secretario general del partido morado, Daniel Ripa, criticó que el líder de la patronal lleve semanas atacando las cuentas pero se ausente a la hora de debatir su contenido.
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