-¿Le chocó?
-Es un viraje, pero la sensación es de que todas las críticas y golpes que vengo recibiendo por parte del Consejo Ciudadano (CCA) merecieron la pena. Lo que sucede es que ahora esos palos se convierten en intentos de silenciarme.
-¿Por qué?
-Fue el votante quien escuchó y leyó lo que alguna gente venimos defendiendo desde hace muchos meses y lo hicieron llegar al CCA. Ahora, como se ven obligados a reconocer que ese es el discurso y la estrategia, creen que lo que tienen que hacer es borrar del mapa a quienes lo defendieron.
-¿Cabe concluir que la dirección política quiere 'acabar' con Nuria Rodríguez y usted?
-Esa es la impresión que tengo. Se nos quiere mostrar delante de la militancia y de la sociedad como disidentes y personas que no tienen legitimidad. Esa es la actitud de determinadas personas, y cada uno tendrá que responder sobre ella cuando corresponda. Nosotros tenemos clarísimo lo que estamos defendiendo.
-¿No están ustedes echando un pulso a la dirección?
-No. Esta situación no es agradable para nadie. No te gusta ser el protagonista porque haya un enfrentamiento, pero tampoco podemos callar la boca y agachar la cabeza. De hacerlo, ¿cómo se va a enterar nuestra gente de que hay otras sensibilidades y otra forma de pensar? Muchas personas empiezan a ver que la estrategia tiene que ir en otra dirección. Lo peor que le puede pasar a un partido político es que se mire hacia dentro. Tenemos que volver a ser lo que queríamos ser, fortaleciendo y ampliando los círculos. No podemos hacer una falsificación de la participación, de preguntar «¿qué opináis?» para después hacer lo que me de la gana.
-Pero, además de este enfrentamiento público, ¿lo han hablado a nivel interno?
-Nada de forma oficial. El grupo parlamentario está compuesto por personas que tenemos toda la legitimidad. Por tanto, ¿qué se pretende? ¿silenciarnos?, ¿castigarnos?, ¿mostrarnos como disidentes?
-¿Cree que pretenden eso?
-Otra cosa es imposible. Las personas que compartimos la estrategia política de Pablo Iglesias estamos intentando ser silenciados y señalados como disidentes en Asturias. Y ahora viene la amenaza de castigo. ¿A qué orden me van a llamar? ¿Qué me van a decir? No me tienen que llamar a nada. El grupo parlamentario está abierto a que todo el mundo venga, participe, opine y diga lo que quiera. El mejor servicio que hago a mi organización es opinar libremente. Yo no digo una cosa en un órgano cerrado interno y otra cosa en la calle.
-¿Apunta a la dirección que lidera Daniel Ripa?
- Sí, lo que queda de Consejo Ciudadano. Parece que la legitimidad de la palabra exacta solo la tienen ellos. Y los diputados pasamos un proceso interno y unas elecciones donde nos votaron los asturianos.
-¿Con qué fin cree que lo hacen?
-No lo sé. Nosotros vamos a trabajar para fortalecer la organización y que sea influyente en Asturias, tanto en el Gobierno como en el Parlamento, como lo estamos siendo en Madrid. Si por defender los intereses de Asturias me van a querer castigar o amenazar, mereció la pena estar en política.
-¿Qué pasó esta semana para que todo reventase?
-Hice una propuesta de repartir los turnos en el debate de orientación y mostrar la pluralidad de la organización. Propuse, ante la baja de Lorena Gil, que Nuria Rodríguez hiciera de portavoz el miércoles, y Daniel Ripa y yo nos repartiésemos las intervenciones del viernes. Se votó y el secretario general (Ripa) no lo quiso aceptar. Lo llevó a lo que queda de CCA, su gente, y se decidió que solo interviniera él. Con su ausencia el miércoles, Nuria quiso mostrar una pequeña protesta política que calificaron de «pataleta». No es tolerable.
-Usted tampoco se quedó corto hace unas semanas calificando como «miserable» el anuncio de reforma estatutaria hecho por Daniel Ripa.
-Lo fue, la actitud política fue miserable.
-¿No hablan entre ustedes en el grupo parlamentario?
-Sí, somos compañeros. Hay comunicación, pero decisiones políticas equivocadas.
-¿No sabían que se iba a presentar una reforma estatutaria hace unas semanas?
-No discrepo del fondo, lo hago con la manera y la forma, la diplomacia parlamentaria tiene que entender los tiempos. Y lo primero era elaborarla y enviarla a los grupos. Pero no que salgas (por Daniel Ripa) por tu cuenta y riesgo, sin hablarlo con nadie, ni con la dirección del partido. No puedes salir, según envías la propuesta, diciendo el contenido y poniendo fecha a la oficialidad. ¡Tenemos cuatro diputados de 45! ¡Si no podemos ni impulsar el debate! Seamos un poco humildes y bajémonos de esa prepotencia.
-Ya que lo menciona, ¿se aprobará la oficialidad antes de 2023?
-Estoy convencido y voy a pelear para que así sea. No solo para que sea la legislatura de la oficialidad sino para que se apoye con la mayor cantidad de votos posibles. Todo el mundo debe formar parte de algo que se viene peleando desde hace décadas.
-¿Y los presupuestos regionales?
-Adrián Barbón cometería un grave error político si da la misma prioridad a todos los partidos a la hora de negociar. Los socios naturales somos Podemos e IU, no puede pretender sentarnos a todos a la mesa como si fuéramos el mismo tipo de invitados.