Yolanda Díaz reunió el viernes en Madrid a representantes de su espacio político. EP

Díaz se aferra a la reducción de la jornada laboral como palanca para la refundación de Sumar

La vicepresidenta busca una conquista urgente que devuelva al espacio político la moral hundida por el ciclo electoral y el escándalo de Errejón

Domingo, 19 de enero 2025, 00:02

«Es el tema más importante del año, la representación de un cambio de época». Las palabras grandilocuentes con las que Yolanda Díaz defiende la reducción de la jornada laboral revela la capitalidad que la medida tiene para un Sumar en retroceso que busca un ... golpe de efecto de cara a su Asamblea del 29 y 30 de marzo –retrasada por el escándalo protagonizado por la salida de Íñigo Errejón–. En una legislatura paralizada en el Congreso por la debilidad del Gobierno, con una producción legislativa mínima y en medio de un debate sobre el liderazgo en el espacio político, la vicepresidenta segunda ha redoblado en las últimas semanas su pulso contra el PSOEpara tratar de que se apruebe de urgencia e «íntegramente» el acuerdo que suscribió con UGTy CCOO.

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El tiempo corre y los socialistas siguen recelando de una medida que no ven transversal para todos los sectores económicos. El ministro de Economía,Carlos Cuerpo –al que Díaz calificó de «mala persona»tras acusarle de «congelar» su propuesta– aspira a llevar al Consejo de Ministros un texto que sea «cómodo» para todos los integrantes del Gobierno.Pero el tiempo corre en perjuicio de Sumar, que ve como su medida estrella de la campaña electoral del 23-J se aleja de su aprobación en 2025.

La aritmética parlamentaria y la competencia con otras formaciones no ayudan. Con Podemos esgrimiendo sus cuatro diputados en el Congreso como herramienta de presión para «doblar el brazo al PSOE», Movimiento Sumar –nombre oficial del partido que fundó Díaz– tiene como principal reto, no ya liderar un espacio en retroceso –la coalición magenta bajó medio punto en el último barómetro del CIS, publicado el viernes, hasta el 6,5%–, si no velar por la unidad en un espacio político que cuestiona el liderazgo de la vicepresidenta segunda, especialmente tras el escándalo protagonizado por Errejón, al que la propia líder gallega nombró portavoz parlamentario. «Una bomba atómica», lo definieron desde distintos partidos.

Unidad en la izquierda

El pasado viernes Díaz buscó esa unidad dentro del espacio convocando a representantes de Sumar, Compromís, Izquierda Unida, los comunes, Más Madrid o la Chunta Aragonesista. Allí lanzó un aviso a Pedro Sánchez, que en el Gobierno «no se avanza viviendo de las rentas, sino con conquistas de nuevos derechos». La vicepresidenta, que no ocultó sus «diferencias» con el PSOE, también les presionó con la vivienda y la subida del SMI.

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Pero en esta carrera por alcanzar logros sociales que vender a su electorado, Díaz no solo deberá superar el obstáculo de los recelos del PSOE. Si el Consejo de Ministros aprueba la tramitación de urgencia de la reforma laboral, como aspira la vicepresidenta segunda, deberá superar el aval de un Congreso en el que no tiene una mayoría garantizada. Además, la suspensión de las negociaciones por parte de Junts hasta que no se apruebe su PNL de cuestión de confianza, complica aún más la situación.

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