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Para Vox y su moción de censura contra Pedro Sánchez el problema no era el tiempo que ha transcurrido desde que la extrema derecha anunciase su iniciativa, el 9 de diciembre, sino el que cada vez más corto que tenía por delante para conseguir el ... impacto que busca con este paso -la segunda vez que lo protagonizará esta legislatura- antes del banderazo de salida al ciclo electoral el 28 de mayo. Ya casi sobre la campana, la formación de Santiago Abascal y el economista Ramón Tamames han cerrado un acuerdo para que el histórico exdirigente del Partido Comunista sea el candidato de la moción contra el presidente del Gobierno, según se pudo confirmar este martes por la noche.
La extrema derecha sortea así los nubarrones que se cernían contra una censura comprometida pero que no terminaba de concretar y con la que persigue recobrar espacio político en vísperas electorales retratando a Sánchez y, al tiempo, incomodando al PP, que no va a secundar a Abascal en lo que interpreta como una maniobra que solo favorecerá al reprobado.
Desde que a principios de este mes trascendiera que el líder de Vox se había reunido con Tamames, en un golpe de efecto por la reputación, la edad -el candidato tiene 89 años- y, sobre todo, el pasado compromiso con la izquierda del propuesto, para proponerle ser el rostro visible de la moción contra Sánchez, el camino se había vuelto tortuoso hasta deparar en la aceptación ayer por el economista de la oferta. En este tiempo, se ha prodigado en apariciones públicas sin que llegara a concretar el sí y siempre condicionándolo al programa de gobierno con el que confrontará contra el actual jefe del Ejecutivo.
Un tiempo en el que ha celebrado otros encuentros relevantes como el que mantuvo con Feijóo. El presidente del PP llegó a decirle que si fuera su padre no le permitirá someterse a esta prueba en el Congreso, en un intento de persuadirle para que desistiera de sumarse a las intenciones de la extrema derecha.
Lo cierto es que los márgenes se les estaban estrechando a Abascal y los suyos, que necesitaban registrar de aquí al próximo martes su iniciativa parlamentaria si querían lograr el efecto perseguido: esto es, capitalizar un debate largo y que generará expectación en la Cámara baja en vísperas electorales y cuando el partido trata de levantar cabeza después de meses de decaimiento tras el fiasco de las elecciones andaluzas, la crisis interna que desembocó en la ruidosa salida de Macarena Olona y la distancia que trata de meter la nueva dirección del PP con respecto a los planteamientos de la ultraderecha.
La remolonería de Tamames a la hora de aceptar la propuesta de Abascal estaba complicando los planes de Vox, cuya intención pasaba por registrar la censura como muy tarde a finales de este mes para que la Mesa del Congreso tuviese margen para calificarla y convocar el debate en marzo; es decir, poder dejar todo resuelto antes de Semana Santa, porque a partir del 12 abril la actividad parlamentaria se detendrá debido al inicio de la campaña electoral de los comicios autonómicos. Finalmente, el sí del candidato permitirá a Vox tirar hacia delante con sus planes intentando ganar aire y protagonismo cuando apenas quedan tres meses para el 28-M.
La moción es, así, puramente instrumental, porque Vox carece de apoyos para hacerla prosperar tal y como le ocurrió con la anterior, presentada en 2019 y concebida como un ariete contra el entonces líder del PP, Pablo Casado, que le dio la vuelta con un discurso frontal contra el extremismo de sus rivales. Esta vez, la candidatura de alguien tan heterodoxo como Tamames augura una sesión del todo singular en el Congreso.
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