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JOSÉ L. GONZÁLEZ / ANA MORIYÓN
GIJÓN.
Lunes, 10 de febrero 2020, 02:25
Los dos próximos meses definirán parte del devenir de la legislatura en Asturias. Ciudadanos, Podemos, IU y Foro afrontan procesos de los que saldrán nuevas líneas políticas con afección a sus posicionamientos. Y en el PP, descartado el congreso, se espera a ... la decisión de Génova para acabar con el vacío de poder tras casi cinco meses con el puesto de presidente vacante. La resolución de todos estos debates internos hará variar las geometrías en la Junta.
Tras meses de mal llevada bicefalia y una dimisión negociada por parte de Fernández, la formación lleva casi cinco meses sin presidente. De la efervescencia de octubre, con los cuchillos de nuevo volando en las filas del PP, el partido vive ahora un momento de calma tensa. Todo ese tiempo Teresa Mallada se ha afianzado no solo como la líder del principal partido de la oposición sino también como una referencia para muchas de las agrupaciones. Su presencia territorial ha sido notable, pero la decisión de quién sucede a Mercedes Fernández no acaba de llegar. En medio del proceso se cruzan los tribunales. Lo que decidan en las próximas semanas sobre la situación de Mallada marcará buena parte de su futuro.
Las elecciones del pasado mes de noviembre supusieron una hecatombe en Ciudadanos. El partido naranja perdía 47 diputados y a la persona que les llevó a intentar disputarle el espacio del centro derecha al PP, Albert Rivera. Con otro hiperliderazgo en ciernes, el de Inés Arrimadas, y después de lo que dirigentes regionales han calificado de purga de críticos de cara a la asamblea, del cónclave de marzo deberá salir mucho más que la cabeza visible del partido. De momento, ese mismo sector crítico censura el acercamiento al PP, que ven como el primer paso para diluirse en el partido de Pablo Casado. Por otro lado, la primera versión del documento político que se votará dentro de algo más de un mes permite, teóricamente, los acuerdos con el PSOE. La decisión llega tarde a Asturias, después de que el pasado mes de diciembre la gestora obligase al grupo parlamentario a romper a última hora su acuerdo presupuestario con el PSOE, dejándolos en una delicada situación para futuras negociaciones. La apertura a la que apuntan solo será ideológica. Las voces que clamaban por una estructura en la que los territorios tuviesen más voz y pudiesen elegir a sus propios dirigentes no fue escuchada en las asambleas preparatorias del gran cónclave. Cómo se logre modular el poder territorial de sus representantes, que en Asturias disponen de fuerza institucional para ser muy relevantes, será una de las claves para saber el papel de Ciudadanos en la región.
Hace un año, Daniel Ripa, secretario general de Podemos en Asturias, se sumaba en Toledo a una reunión con otros dirigentes territoriales del partido que supuso un golpe encima de la mesa y una seria advertencia para Pablo Iglesias: había que tener más en cuenta a los representantes del partido en el ámbito autonómico. Ahora, con una Asamblea Ciudadana Estatal a las puertas, desde Asturias se mantiene la misma postura. Es necesario descentralizar el partido y ganar en coordinación, más con Podemos en el Gobierno central. De los documentos que se aprueben en el cónclave dependerá parte del margen de maniobra con el que cuente la formación en Asturias, sometido a la tensión de hacer llegar sus reclamaciones a ministerios en los que ahora se sientan sus compañeros.
Poco queda del brillo que desprendía Foro cuando Francisco Álvarez-Cascos, tres meses después de fundar el partido, ganaba las elecciones autonómicas en Asturias. La situación ahora es de total ruptura, con la facción del fundador arrinconada por el sector que lidera la presidenta de la formación, Carmen Moriyón. Las disputas internas han saltado a la plaza pública y el grupo parlamentario que forman el casquista Pedro Leal y el oficialista Adrián Pumares se romperá más pronto que tarde. El giro político que la nueva dirección ha querido imprimir al partido, adaptándolo a la fórmula de bisagra para ocupar el espacio que deja Ciudadanos en el centro y poder ejercer mayor influencia sobre las políticas del PSOE, ha hecho saltar por los aires su estructura. Pero los números siguen saliendo. Los 20 diputados del PSOE, unidos a los 2 de IU y al voto de Adrián Pumares son suficientes para garantizar una mayoría en la Junta. Ahora está por ver hasta dónde puede tensar el extremo izquierdo de la cuerda un partido que fue en coalición con el PP a las dos elecciones generales del pasado año y que cuenta con un diputado en el Congreso que ocupa Isidro Martínez Oblanca, leal a Álvarez Cascos y sus postulados.
IU de Asturias es una de las pocas federaciones del partido que se muestra contraria a la confluencia con Podemos. Plegada en las dos generales del pasado año a las órdenes de Madrid para aceptar la candidatura de integración, concurrieron con su marca a las autonómicas y obtuvieron dos diputados. Hace solo unas semanas se eligió a la nueva coordinadora con el abandono del sector crítico, favorable a la integración con Podemos, que ya ha impugnado el proceso ante la dirección federal por no cumplir los estatutos nacionales del partido. Ahora, mientras la dirección regional busca un acuerdo de «armonización» con la federal, que dice no reconocer a la nueva dirección del partido en Asturias, se trabaja ya en el segundo paso. Elegir al futuro coordinador.
A la espera de cómo evoluciona la impugnación de los críticos, la nueva dirección buscará mantener la visibilidad de un proyecto con una larga tradición en Asturias y que, con escasa fuerza parlamentaria, puede anotarse en el haber más de un triunfo político.
Vox ha sido el último en anunciar la celebración de su propio proceso interno, que arrancará esta semana y culminará en un congreso el 7 de marzo en Madrid. El cónclave podría dejar ver si existe y con qué fuerza algún tipo de sector crítico dentro del partido, pero hoy por hoy nadie duda de que las primarias servirán para revalidar el liderazgo nacional de Santiago Abascal. Será un primer paso antes de la renovación de las estructuras regionales que se persigue desde Madrid para adaptarlas a la nueva situación de la formación política, ahora con representación institucional. En Asturias, la posibilidad de una remodelación ha empezado a avivar alguna voz crítica con la gestión del actual presidente, Rodolfo Espina.
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