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El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) sondeó el reclutamiento como confidente de Abdelbaki es-Satty, eximán de Ripoll y cerebro de los atentados en Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017. Tras varias entrevistas en la cárcel para obtener información sobre terrorismo yihadista, ... los servicios de inteligencia españoles lo descartaron. Fue tres años antes del atentado yihadista en Cataluña. Su tendencia al «engaño» y su «no sujeción al cumplimiento de directrices» le «invalidó» para «cualquier actividad informativa en beneficio de las misiones asignadas al CNI». Así lo recoge una parte de la información desclasificada que el Gobierno ha facilitado este lunes a la comisión de investigación sobre los atentados del 17-A que se está desarrollando en el Congreso. La documentación reservada incluye las actas de las entrevistas de los servicios de información de la Guardia Civil con Es-Satty en prisión, donde cumplía una pena de cuatro años por tráfico de drogas, así como la comparecencia en una comisión de control en el Congreso en 2018 del exdirector general del CNI, Félix Sanz Roldán, que dio cuenta de los contactos del servicio de espionaje español con el que acabó siendo responsable del atentado yihadista en las Ramblas de Barcelona y en Cambrils en agosto de 2017, que causó 16 muertos.
Aunque el CNI descartó su reclutamiento, mantuvo el contacto con Es Satty, al que facilitó un teléfono tras su salida de prisión, en abril de 2014. Durante siete meses, según señaló Sanz Roldán, no se observaron conversaciones, actividades o contactos que permitieran deducir la existencia de un plan para ejecutar ataques terroristas en España, ni en cualquier otro sitio, que formara parte de ninguna organización terrorista o islamista radical o de la existencia de un proceso de radicalización hacia postulados de Estado islámico o cualquier otro grupo terrorista. Es Satty mantuvo algún contacto, «esporádico», con el CNI, afirmó Sanz Roldán. «En ningún cas proporcionó información de un mínimo de interés ni le fue detectado ningún elemento o indicio que permitiera establecer que estaba en un posible proceso de radicalización», aseguró el máximo responsable del CNI en 2018. Y señaló que se trasladó a Ripoll en febrero de 2015, dos meses después de que dejara de constituir un «objetivo de interés para el CNI».
El CNI justificó las conversaciones con Es Satty en prisión, en 2014, porque por entonces el Daesh había proclamado el califato, había ejecutado a varios periodistas occidentales que mantenía secuestrados y se habían hecho llamamientos a la ejecución de ataques en Occidente. Era un periodo de muy alta actividad terrorista.
Una parte del independentismo, sobre todo dirigentes de Junts, han abonado durante un tiempo una teoría de la conspiración, que afirmaba que el Estado español pudo estar detrás de los atentados de agosto de 2017 para atacar a Cataluña y hacer descarrilar el 'procés'. Junts llevaba tiempo reclamando al Gobierno la desclasificación de documentos del atentado. No es baladí que se haya producido esta semana, cuando Carles Puigdemont ha convocado a la cúpula de su partido este viernes en Bruselas, un día después de que la Mesa del Congreso se reúna para decidir si admite a trámite la exigencia de Junts de que Pedro Sánchez celebre un debate sobre si debe someterse a una cuestión de confianza.
El propio Puigdemont, tras la desclasificación de los documentos, ha abonado la teoría conspirativa. «Teníamos razón», ha dicho. «El cerebro de los atentados de Barcelona y Cambrils en agosto del 2017, mes y medio antes del referéndum de independencia de Cataluña, tenía tratos con los servicios secretos españoles», ha señalado. «Le conocían perfectamente. Bajo la alfombra de los secretos, el Estado esconde mucha mierda», ha asegurado. «Contra el terrorismo islamista no tomaron ninguna medida. La unidad de la patria es más importante que la vida de las personas. Miserables», ha rematado. Sanz Roldán, en la comparecencia que recogen los documentos desclasificados, señala no obstante que es «vil» insinuar que el CNI ha permitido, «por inacción o deliberadamente, la comisión de los atentados».
Es Satty fue el imán de Ripoll. En la localidad gerundense es donde radicalizó sus posiciones, hasta el punto de formar una célula yihadista, que se propuso cometer un brutal atentado, con el objetivo de hacer explotar la Sagrada Familia o el Camp Nou. Pero el día antes del atentado del 17-A en las Ramblas de Barcelona y Cambrils los planes del grupo terrorista dieron un giro de 180 grados. Es Satty y otro terrorista murieron mientras manipulaban explosivos en una casa de Alcanar (Tarragona). La casa saltó por los aires y el resto de la célula islamista improvisó un atentado alternativo. El 17 de agosto de 2017, por la tarde, Younes Abouyaqooub condujo una furgoneta Rambla de Barcelona abajo y provocó la tragedia. Esa misma noche, otros cuatro terroristas se desplazaron a Cambrils con el mismo propósito hasta que fueron abatidos por los Mossos d'Esquadra. En ambos atentados, fueron asesinadas 16 personas y 300 resultaron heridas.
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