Barcelona reprueba al Gobierno por su colaboración en la marcha del emérito

La ausencia del exprimer ministro francés, Manuel Valls, de Barcelona pel Canvi, y de su número dos, que desde hace días anunciaron que no acudirían a la cita por considerarla una «hipocresía», dejó contra la cuerdas a los comunes. Con 15 votos a favor y 14 en contra, los diez concejales de Colau declinaron con su abstención la balanza a favor de los intereses soberanistas tras un tenso debate interno. El republicanismo declarado de Barcelona en Comú le impedía votar no. Pero tampoco podía dar el sí porque con ello censuraría al Gobierno en el que participa. «No ha sido posible visualizar un gran frente republicano», lamentó Colau.

Los comunes intentaron hasta el último minuto que Esquerra y JxCat retiraran de la propuesta la reprobación al Gobierno de Pedro Sánchez. La alcaldesa cree que al no hacerlo, las dos formaciones soberanistas demostraron que su verdadero objetivo está en hacer «caer» al Ejecutivo de coalición que conforman el PSOE y Unidas Podemos. «Es un política triste, partidista, de corto vuelo, electoralista», censuró la regidora.

En la defensa del texto, el presidente del grupo municipal de ERC, Ernest Maragall, subrayó que «la huida del emérito es una declaración de culpabilidad asumida». A juicio del líder republicano en el Ayuntamiento barcelonés, Juan Carlos I «ha deshonrado» a la ciudad que le otorgó su Medalla de Oro en 1992 y se ha convertido en un «parásito» de la sociedad. «Ha roto –señaló–, su contrato con Barcelona».

La líder de JxCat, Elsa Artadi, coincidió en sus críticas al padre de Felipe VI del que dijo «no es digno» de tener los honores de la Ciudad Condal. La dirigente soberanista aprovechó también su intervención para denunciar la «corrupción de la monarquía» y el «encubrimiento» que, en su opinion, ha hecho de ella el Gobierno de Sánchez. «Ha tenido más prisa –aseveró– por salvar la monarquía que por los ERTE, el Ingreso mínimo vital y el curso escolar».

El número dos del Consistorio, el socialista Jaume Collboni, fue igual de crítico con la iniciativa, que definió como un «revoltijo» de propuestas con el objetivo de fondo de desgastar al Gobierno, que con Colau por hacerle el juego a los soberanistas. El socialista desvinculó la presunta actuación de Juan Carlos I de la institución monárquica y, en ese sentido, recordó que «la presunta corrupción de la familia Pujol no pone en cuestión de a la Generalitat».

Ciudadanos, por su parte, criticó la celebración del plenario al considerar que varios de los puntos sometidos a votación eran ilegales por ser contrarios a la Constitución. «Es una performance absurda», dijo Luz Guilarte, mientras que el PP cargó contra ERC y JxCat por forzar una sesión contra la monarquía en vez de centrar los esfuerzos en la lucha contra la pandemia, siendo Cataluña una de las comunidades más afectada por los rebrotes.

La declaración aprobada además de condenar la actitud del Ejecutivo por su falta de transparencia con los últimos hechos relacionados con el anterior monarca, exige al Congreso pasos para derogar los delitos de calumnias e injurias contra la Corona y anular las causas abiertas al respecto, así como fiscalizar las cuentas de la Casa Real. La propuesta reclama también la devolución del dinero que la Monarquía «haya obtenido de manera ilícita» y reafirma «el derecho a la autodeterminación de Cataluña».