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ÓSCAR PANDIELLO
GIJÓN.
Lunes, 22 de julio 2019, 05:04
Uno de los temas que irrumpió con mayor fuerza durante la campaña electoral fue, sin duda, el del mundo rural. La elección del nuevo consejero de Desarrollo Rural, Agroganadería y Pesca, por tanto, contaba para Barbón con un carácter simbólico por esa intención de ... reanimar los núcleos menos poblados y generar actividad económica en todos los puntos de la región.
Para el puesto, según explicó ayer el presidente, ha echado mano de «posiblemente, una de las personas que más sabe de política rural en Asturias». Se trata de Alejandro Calvo Rodríguez (Cangas del Narcea, 1974), un viejo conocido de la Administración regional en los últimos años. No en vano, ha desempeñado las tareas de director general de Política Forestal del Gobierno en 2008; director-gerente de la Sociedad Gestión de Infraestructuras Culturales, Turísticas y Deportivas de 2009 a 2012; viceconsejero de Cultura y Deporte de 2012 a 2015 y director-gerente de la Sociedad Pública de Gestión y Promoción Turística y Cultural (Recrea) de 2015 a 2019. Este nuevo reto político, explica Calvo, lo afronta con «ilusión» y con ganas de materializar ese «relevo generacional» del que hizo gala el nuevo presidente. «La idea tomó forma estos últimos días. Adrián tenía claro que podía contar conmigo y el trabajo de cohesión territorial que tenemos que llevar a cabo es importante», explica.
Su vinculación con el medio rural viene de familia. Su padre, José Calvo, fue un histórico dirigente del sindicato Unidad de Campesinos de Asturias (UCA). Atendiendo a su formación, Calvo es ingeniero técnico agrícola e ingeniero agrónomo, con másteres en Ganadería y Desarrollo Rural y en Viticultura, Enología y Marketing.
El trabajo que tiene por delante estará enfocado, según apuntó ayer a este periódico, en dejar atrás el modelo sectorial de la consejería y coordinar un trabajo más transversal y aplicado al trabajo diario del resto de departamentos. «Hay que salir de la dinámica contemplativa y pesimista que rodea al medio rural. Es de inteligencia y justicia mantenerlo vivo a través de la potenciación de la agricultura y la ganadería», subraya.
El objetivo, por tanto, pasará por «poner en valor» el campo y sus profesiones, que han configurado «la identidad de la región en el pasado». El mantenimiento de unos servicios sociales de calidad fuera de los núcleos más poblados será la misión principal para fijar población en las alas de la comunidad.
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