José Ángel Fernández Villa a la llegada de los juzgados.

Fernández Villa está en condiciones de responder preguntas «sencillas» pero guardó silencio ante la jueza

Los médicos resolvieron que se encontraba en condiciones mentales para prestar declaración con preguntas «sencillas»

A. M. / C. G.

Sábado, 3 de junio 2017, 02:12

José Ángel Fernández Villa podría haberse acogido a su derecho a no declarar en el marco de la 'Operación Hulla' el pasado jueves, apenas unos minutos después de someterse al informe forense que debía determinar si se encontraba o no en condiciones de comparecer en sede judicial.

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El exlíder sindical, según fuentes cercanas al caso, habría superado el reconocimiento médico que se le efectuó en las dependencias del Instituto de Medicina Legal por parte de dos forenses distintos a los que le examinaron en enero de 2017 -en el marco de la investigación paralela llevada a cabo por la denuncia interpuesta por el SOMA- y que resolvieron que su «grado de deterioro cognitivo le hacía incapaz de ser oído en declaración». Este nuevo informe, sin embargo, se habría resuelto en la misma línea que el elaborado también en aquella causa por el neurólogo Alfredo Robles Bayón, propuesto por la acusación, que determinó que sí estaba apto para declarar.

Pese a la existencia de este informe, que obligó al exlíder sindical a comparecer en sede judicial para defenderse de la querella por apropiación indebida interpuestas por el sindicato que lideró más de treinta años, haciéndolo además de forma lúcida y coherente, su defensa ha querido insistir en esta nueva causa en el deterioro cognitivo del exsindicalista. Su letrada Ana García Boto utilizó el mismo argumento para tratar de evitar esta comparecencia y reclamó un nuevo examen forense. La prueba consistió en la realización de una serie de preguntas por parte de las facultativas para comprobar la fluidez de su lenguaje, su orientación en el tiempo y en el espacio, su memoria, su capacidad de comprender órdenes sencillas y de realizar operaciones aritméticas; así como varios test para valorar el grado de deterioro cognitivo.

Los médicos forenses que realizaron la exploración resolvieron de forma inmediata que el acusado sí se encontraba en condiciones mentales para ser interrogado, si bien señalaron en su informe la necesidad de que durante la comparecencia se le realizaran preguntas sencillas y se le hablar de forma lenta. Prácticamente de forma inmediata se le trasladó a la sala de comparecencias. Existen, de hecho, varios testigos que vieron cómo el exlíder sindical fue acompañado de su mujer, María Jesús Iglesias, y su hija, Ángela Fernández, por el interior del Palacio de Justicia -esquivando así a los medios de comunicación- desde las dependencias del Instituto de Medicina Legal hasta la sala de interrogatorios. También pudo verse cómo posteriormente abandonó este lugar ayudado por personal del propio juzgado que le condujo, de nuevo, hasta donde le esperaba su familia. El escaso tiempo que permaneció en el interior de esta sala hace suponer que se acogió a su derecho a no declarar. Igual que lo hizo un día antes su mujer, María Jesús Iglesias, y sus hijos, Ángela y Rolando Fernández.

Como viene siendo habitual, Fernández Villa salió de su casa en el barrio ovetense de La Florida flanqueado por su mujer y su hija. En la puerta les esperaba un taxi. Eran cerca de las once de la mañana y la duda era si su destino era el cuartel de la Guardia Civil donde permanecían los cuatro imputados -ahora en libertad con cargos- el expresidente del Montepío, José Antonio Postigo; el arquitecto de la obra de Felechosa, Manuel Sastre; Juan Antonio Fernández, el constructor, y el exasesor José Manuel Fernández- o los juzgados. En poco más de diez minutos llegaban a la sede judicial, donde le esperaba, ya en el interior, su abogada Ana García Boto.

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Los trámites no le robaron más de dos horas y sobre la una se subía de nuevo un taxi para regresar a su domicilio. En La Florida varios vecinos le increparon. No fueron los únicos reproches que recibió Villa durante esta semana. El miércoles por la mañana, el exconsejero de Industria hasta 2015, Graciano Torre, y el exsecretario general de la Federación de Industria de CCOO y actual alcalde de Morcín Maximino García, 'Mino', llegaron al cuartel para testificar ante los agentes de la UCO. A la salida fueron tajantes y mostraron su decepción ante el que fue líder absoluto del SOMA durante tres décadas en Asturias. «Nos decepcionó a todos», señalaron.

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