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Lunes, 10 de abril 2017, 07:51
Carme Chacón había nacido con una cardiopatía congénita. Ella misma lo había explicado. «Tengo 35 pulsaciones por minuto y el corazón al revés, un bloqueo auricular y ventricular completo».
Quienes nacen con esta malformación tienen la aurícula derecha conectada con el ventrículo izquierdo y éste conectado a la arteria pulmonar. En el lado izquierdo, la aurícula izquierda está conectada con el ventrículo derecho y éste a la aorta. En un corazón normal, todo esto sucede al revés. Funcionalmente su corazón no tenía problemas, pero sí su conducción eléctrica. Por eso el corazón de la dirigente socialista iba a un ritmo mucho más lento.
Las personas que nacen con esta cardiopatía suelen necesitar marcapasos, al llegar a la edad adulta, para estimular el corazón y lograr que vaya más rápido. O incluso desfibriladores, dispositivos inteligentes que son capaces de diagnosticar y corregir una arritma. El corazón de una persona sana en reposo late a un ritmo de 68-70 pulsaciones por minuto.
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