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ANA MORIYÓN
Sábado, 18 de febrero 2017, 04:25
La relación entre el Gobierno regional y Podemos en Asturias va de mal en peor. Hasta el punto de que ayer el habitual debate bronco entre el Principado y los diputados de la formación morada subió un par de tonos. Esto hizo que el presidente de la Junta General del Principado, Pedro Sanjurjo, interrumpiera la sesión y pidiera al parlamentario Daniel Ripa que se retractara. Acababa de llamar «mafioso» al presidente del Principado de Asturias, Javier Fernández. El líder de Podemos retiró el insulto, no sin muletilla, pues pidió que a cambio Fernández dejase de apuntarle «con el dedo». Y el Pleno continuó.
La sangre no llegó al río, pero sí fue suficiente como para suscitar una amplia condena en la Cámara ante conductas que -coinciden PSOE, PP, IU y Ciudadanos- «no se pueden tolerar» por ser «impropias» de la sede parlamentaria. También Foro criticó lo sucedido, aunque en su caso responsabilizó a Javier Fernández, por ser «incapaz de pacificar a las izquierdas, elevándose por días el nivel de enfrentamiento».
«Monopolizar» la lucha
El polémico episodio entre Javier Fernández y el secretario general de Podemos en Asturias tuvo lugar durante la réplica del presidente a una pregunta de la formación morada que había formulado Emilio León y en la que se reprochaba al PSOE su falta de apoyo a la Unidad Anticorrupción. El líder socialista respondió acusando a Podemos de pretender «monopolizar» la lucha contra la corrupción -al negarse a buscar un acuerdo con el resto de los grupos políticos para unificar todas las iniciativas parlamentarias en trámite de esta materia-, y criticó su empeño en «lanzar tormentas de basura porque les gusta moverse en ellas».
Fernández rememoró unas declaraciones del también parlamentario de Podemos, Enrique López, quien aseguró sentirse impotente tras ser acusado -y posteriormente absuelto- en el caso de los 9 del Jovellanos. «¿Cómo han de sentirse entonces las personas a las que ustedes sientan en el banquillo de la opinión pública con infundios y basura lanzada como si ya fueran culpables», les acusó. Unas palabras que indignaron a los diputados morados. «Y usted, en particular», añadió Javier Fernández señalando con el dedo a Daniel Ripa. «Mafioso», le contestó éste desde el escaño y con el micro apagado.
Javier Fernández interrumpió su discurso para encararse a la bancada morada y retar a Ripa a que repitiera lo que había dicho para que todo el hemiciclo pudiera escucharlo. «¿Cómo dice? ¿Qué me está llamando usted?», insistió varias veces ante una Cámara en la que por un momento se hizo el silencio. Pero Javier Fernández no había sido el único que lo había escuchado. Pedro Sanjurjo irrumpió de forma inmediata el debate para exigir en tono vehemente al parlamentario de la formación morada que retirase la acusación, que calificó de «muy grave», «gravísima».
Ripa vaciló durante unos segundos y pareció buscar la aprobación de sus compañeros de bancada para, finalmente, acatar la orden del presidente de la Cámara. Quiso, no obstante, que se repartieran las culpas y pidió a Javier Fernández que dejase de señalarle con el dedo. «Limítese a guardar silencio», le requirió Sanjurjo en tono imperativo.
Fue, sin duda, el momento más tenso del debate, y ha generado una condena prácticamente unánime en la Junta. «Llevan a las instituciones a un nivel de degradación insoportable», reprochó el portavoz del grupo socialista, Fernando Lastra, quien considera que Podemos «se ha autodescalificado». También el resto de los grupos que fueron testigos de lo ocurrido reprobaron el comportamiento del diputado. «Se han sobrepasado todos los límites de lo que debe ser el parlamentarismo», manifestó el portavoz adjunto del PP, Luis Venta. «Sobran insultos y falta contenido político. Los insultos se califican por sí mismos y definen a su autor», criticó Gaspar Llamazares, de IU. «Es intolerable. No se puede bajar al terreno de los insultos. Podemos está reproduciendo aquí las fórmulas de Pablo Iglesias en Madrid», añadieron desde Ciudadanos.
Presupuestos
Antes de la bronca parlamentaria entre Fernández y Ripa, la presidenta del PP, Mercedes Fernández, preguntó al jefe del Ejecutivo si consideraría perjudicial para Asturias que no se aprobaran los presupuestos generales del Estado. Le retó, incluso, en su calidad de líder de la dirección interina del PSOE, a tener el «coraje suficiente» para apoyarlos por una cuestión de «responsabilidad». La misma, argumentó, que los populares asturianos tuvieron al aprobar las cuentas autonómicas. «No aplique la ley del embudo», le reclamó. Pero el argumento no pareció convencer al presidente, quien afeó a la portavoz popular que le interpelará como dirigente del PSOE cuando en la Junta responde en calidad de jefe del Ejecutivo asturiano. «Quiere presentarse como el paradigma de la capacidad de acuerdo y de la responsabilidad», respondió el socialista, cuando «la altura de miras que ha tenido el PSOE no la va a devaluar el PP con esta pregunta».
Gaspar Llamazares, de IU, pidió a Fernández que no se limite a actuar de «gobierno mensajero» y promueva un acuerdo para la recuperación de las comarcas mineras; Cristina Coto, dirigente de Foro, le acusó de tratar de imponer la «anticentralidad» para la estación intermodal de Gijón y Nicanor García, diputado de Ciudadanos, le reprochó que no hubiera tenido en cuenta a la oposición en la negociación de la financiación autonómica.
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