La presidenta del PP, Mercedes Fernández, en la junta de portavoces del 28 de noviembre.

El giro en la negociación de los presupuestos de 2017 pone en un aprieto al Partido Popular

Los populares se resisten a la abstención que pide el PSOE porque quieren marcar un perfil propio, pero asumen que el clima nacional de acuerdos les mete mucha presión

Andrés Suárez

Martes, 6 de diciembre 2016, 03:48

Hasta hace unos pocos días, en concreto hasta el pasado viernes, el desarrollo de la negociación presupuestaria se ajustaba como anillo al dedo a las expectativas del PP. El Gobierno seguía enfrascado en una negociación imposible con Podemos que situaba a los populares en una posición de fuerza. De fracasar ese diálogo, como así ha sido, siempre podrían culpar al PSOE del bloqueo. Y, a la vez, estaban en disposición de ofrecer a los socialistas un acuerdo a dos a sabiendas de que estos no lo podrían aceptar, entre otras cosas por los equilibrios internos a los que está obligado el presidente del Principado, Javier Fernández, en su calidad de responsable de la gestora. Pero el viernes la situación cambió cuando el Ejecutivo se dirigió a la presidenta de la formación conservadora, Mercedes Fernández, planteándole una fórmula intermedia que permita que las cuentas salgan adelante pero sin necesidad de escenificar un pacto entre los dos grandes partidos: la abstención. Esta se negó pero el avispero político ya se ha agitado y la presión sobre los populares para que se abstengan y eviten otra prórroga crece. Y más que lo hará en los próximos días.

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La operación que persigue el PSOE, en virtud de la cual el presupuesto prosperaría con el voto favorable de sus 14 diputados y la abstención de PP, Izquierda Unida y Ciudadanos, debe superar notables escollos. Y la presencia del PP en la misma es el más trascendente. Con IU la negociación es bastante fluida y sobre cuestiones concretas del proyecto económico para 2017 el grado de acuerdo es elevado. Otra cosa es que a la coalición la posibilidad de tener que dejar pasar las cuentas con un voto idéntico al del Partido Popular le genere muchos recelos. Pero esa es otra historia. En cuanto a Ciudadanos, en el Gobierno se cree factible un entendimiento atendiendo algunos de sus principales requerimientos, entre ellos más inversión. Los 23 millones adicionales con que se contará gracias a la flexibilización del déficit son la llave que abriría esa cerradura. El problema está más a la derecha.

El movimiento del PSOE en pos de una abstención ha generado malestar en el PP, que en la reunión del viernes trasladó que no contempla esa posibilidad. Los populares consideran que la responsabilidad última de que haya presupuesto es del Gobierno, no suya, y que lo que pretenden Javier Fernández y los suyos es sacar adelante las cuentas gratis, a coste cero. Esto es, que lo que se busca es diluir el voto del PP con el de Ciudadanos e IU, evitando así el presidente del Principado y de la gestora del PSOE el desgaste, sobre todo interno, de un acuerdo público con la derecha.

Razones prácticas y políticas

Las razones del PP son prácticas y políticas. En el primer caso, los populares buscan, como dice Mercedes Fernández, influir directamente sobre el contenido del presupuesto, introduciendo medidas acordes a su programa. En el segundo, aspiran a reforzar el mensaje que vienen remarcando en los últimos meses de que son la alternativa real de gobierno al PSOE en Asturias por la vía de evidenciar que si la región tiene una planificación económica el año que viene es por su sentido de estado, por su responsabilidad. Pero en una abstención a tres bandas, entrelazada con las de IU y Ciudadanos, ambas pretensiones quedarían difuminadas.

«Llegados a ese punto, a tener que dejar pasar los presupuestos, yo preferiría votar a favor y desmarcarme del resto, aunque fuera a cambio de nada», razona un veterano cargo popular al ser preguntado al respecto.

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Hay, además, una variable clave a tener en cuenta: el clima nacional de distensión. La abstención en la investidura de Rajoy, los recientes acuerdos sobre el salario mínimo y los objetivos autonómicos de estabilidad... Son muchos en la Junta General los que creen inverosímil que, con esos precedentes y la forma en que la gestora que lidera Javier Fernández ha desbloqueado la situación política, el PP vaya a obstaculizar el presupuesto asturiano. Dan por hecho, en ese sentido, que antes o después habrá una llamada de Madrid instando a facilitar las cosas. Hasta el día 21, fecha límite para presentar enmiendas, todo es posible.

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