La reunión que acaba de celebrarse entre PSOE, Ciudadanos y Podemos, a la que ha asistido Pablo Iglesias pero no los líderes de las otras dos formaciones, ha terminado en naufragio, como era previsible después de la confrontación explícita que Podemos y Ciudadanos habían escenificado la víspera.

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Las posturas parecen ser irreductibles: PSOE y Ciudadanos defienden su acuerdo, que en el contexto europeo y en la actual coyuntura española parece compendiar el límite de las reformas posibles políticamente y digeribles socialmente, en un marco que cabe calificar de moderadamente progresista. Y en cambio, y como ya era conocido, Podemos no cuenta con el pacto PSOE-Cs y aspira a formar con el PSOE la conocida coalición a la valenciana la vía del 161- basada, lógicamente, no en el acuerdo mencionado sino en el documento de 20 propuestas que ha elaborado y ha aportado Podemos y que, además de maximalista, no es realista: contiene, entre otras cosas, un incremento del gasto de 63.000 millones de euros y la aceptación del derecho a decidir en todo el Estado. La utopía seudorrevolucionaria no sólo se mantiene sino que se enfatiza porque las supuestas concesiones de Podemos son de rango inferior: lo sustantivo del programa máximo permanece.

El portavoz de Ciudadanos, primero en hablar, ha explicado que durante el encuentro, que se ha alargado artificiosamente porque eran muchas personas las presentes y todas han intervenido, ha habido complicidad entre PSOE y Ciudadanos, es decir, se ha mantenido el acuerdo entre los socios y, consiguientemente, el rechazo conjunto al gobierno progresista que plantea Iglesias y del que estaría excluido Ciudadanos. La fórmula sugerida por la formación de Iglesias es por tanto descartable por razones de coherencia del PSOE con su propia estrategia, por incompatibilidad del PSOE y de Cs con algunos postulados vitales de Podemos, y porque los socialistas no van a aceptar en modo alguno ni apoyarse en la abstención del soberanismo ni ese absurdo derecho de autodeterminación que en su enunciado sugiere pretensiones neocoloniales.

Mañana, viernes, Iglesias dará su propia rueda de prensa, que será el colofón de la reunión de hoy. En definitiva, las espadas quedan en alto, como antes del encuentro, sin que la polaridad Podemos-Ciudadanos ceda ni ofrezca una vía de escape. Por añadidura, no se ha fijado otra fecha para una siguiente reunión, lo que sugiere que el intento se ha agotado en sí mismo.

Sin perjuicio de que este naufragio dé paso a un intento in extremis de gran coalición, que sigue sin parecer verosímil, hoy todo indica que las elecciones del 26 de junio están un poco más cerca que ayer.

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