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Un grupo de refugiados sirios llega a la isla griega de Lesbos.
A la espera de un paso en Europa

A la espera de un paso en Europa

La llegada de refugiados a Asturias, pendiente del acuerdo comunitario con Turquía

Isabel Gómez

Domingo, 13 de marzo 2016, 08:56

Tenía tres años. Vestía camiseta roja y pantalón azul. Se llamaba Aylan. Su muerte en una playa turca golpeó la conciencia de Europa, casi impasible entonces ante millones de sirios expulsados de su país por la guerra y la presión del Estado Islámico. Solo en 2015, llegaron a las costas de Italia y Grecia más de un millón de personas. La situación obligó a las instituciones europeas a elaborar un programa de acogida que hoy, seis meses después de la tragedia de Aylan, sigue sin concretarse. De hecho, amenaza con convertirse en papel mojado.

En plena emergencia humanitaria, Europa se comprometió a acoger a 160.000 refugiados sirios, de los que 17.000 llegarían a España. Administraciones, organizaciones no gubernamentales y ciudadanos anónimos comenzaron a preparar la estructura necesaria. Asturias no quedó al margen. Menos de una semana después de que la fotografía de Aylan diera la vuelta al mundo, 350 familias asturianas se habían ofrecido para dar asilo a refugiados y el Principado había constituido una mesa de trabajo con la Federación de Concejos y varias oenegés para organizar la llegada y la asistencia de los refugiados. Así, solo restaría que el Gobierno central autorizara su llegada (hasta ahora, solo de una veintena de personas) y concretara el reparto que exigen las comunidades. La espera continúa.

También la tragedia. Entre enero y febrero, según la Organización Internacional para las Migraciones , más de 141.000 personas han llegado a las costas de Grecia e Italia, superando las cifras del primer trimestre de 2015. Los países, en cambio, siguen sin cerrar una política de acogida.

El Principado, por su parte, ultima un plan integral que permitirá cubrir las necesidades residenciales, sanitarias, educativas y de empleo de los refugiados. Implica a seis consejerías (Presencia, Hacienda, Empleo, Educación, Servicios Sociales y Sanidad) y también a concejos y oenegés, que asumirán la primera fase de la acogida. Sin embargo, apunta el Ejecutivo regional, toda actuación está «en el aire», ya que Europa ha dado un giro en la gestión de la crisis y ha acordado con Turquía la devolución al país otomano de quienes lleguen de forma irregular a suelo griego.

El acuerdo, que debe ratificarse esta semana en el Consejo Europeo, entristece e indigna a quienes suman años apoyando a los refugiados. Es el caso de Javier Mahía, portavoz de ACCEM en Asturias, que no duda en afirmar que «con este acuerdo, Europa da la espalda a las personas; externaliza las fronteras, previo pago, y convierte a las personas en mercancías. En vez de abrir las fronteras a las personas, se abren a los fantasmas del pasado: la discriminación, el racismo...». Por eso, espera que el Gobierno en funciones rechace el acuerdo con Turquía el próximo día 17, en consonancia con todos los grupos en el Congreso (salvo el PP) y organizaciones como ACNUR, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, Médicos Sin Fronteras, Mensajeros de la Paz o Cáritas.

Experiencia y capacidad

Si se apostara por la acogida de los refugiados, «Asturias está preparada» para cubrir sus necesidades. Mahía destaca que «hay un tejido social con experiencia y capacidad en programas de acompañamiento social a colectivos desfavorecidos», además de recursos asistenciales.

La opinión es compartida por la presidenta de Cruz Roja en Asturias, Celia Fernández, que apunta que «estamos a la espera» de lo que demande el Gobierno, que «no ha derivado a nadie aquí». Explica que la mesa de trabajo regional se agilizó por lo que parecía una inmediata llegada de refugiados, pero aunque esa urgencia haya quedado suspendida, «seguimos preparando unos apartamentos en el antiguo hospital de Cruz Roja de Avilés. Si no para los refugiados, para otros colectivos».

Esa primera asistencia, que debiera contar con fondos europeos, se prolongaría entre 6 y 18 meses y se daría en municipios como Gijón, Oviedo, Avilés. Después, los refugiados se integrarían en la vida cotidiana de los barrios, quizá, en concejos más pequeños: «Tenemos que tener claro que la situación no es para dos días. Por eso, las condiciones de acogida no pueden ser temporales y tienen que tener en cuenta cada tipo de familia», argumenta Cecilia Pérez, alcaldesa de El Franco y responsable de la Comisión de Emigración, Cooperación al Desarrollo e Igualdad de la Federación de Concejos (FACC), quien tampoco esconde su indignación ante la falta de pronunciamiento de España sobre la llegada de refugiados: «Nos apuramos a prepararnos y cuando mueren de frío no decimos absolutamente nada. Es lamentable la situación y el espectáculo que estamos dando».

«Es un crimen»

Las críticas también llegan desde Cáritas-Asturias, que prestaría asistencia a los refugiados en esa segunda fase del asilo. Pero Bárbara Fernández, responsable del área de Inmigración de la organización, advierte también de que «miles de personas siguen llegando a las fronteras en condiciones inhumanas y necesitan una respuesta urgente, viable y real».

Por su parte, Juan Miguel García, de Mensajeros de la Paz, propone que las embajadas medien y concedan el estatus previo de refugiado a los demandantes de asilo a fin de agilizar su salida de la guerra. Pero «los políticos no hace nada; solo plantean empaquetar a la gente como si fueran maletas. Es un crimen», lamenta.

A la espera de una resolución política, los voluntarios luchan contra esta crisis incluso con labores de sensibilización. Y es que, «desde los sucesos de París y Colonia, hemos detectado desconfianza y recelo que pueden derivar en racismo y xenofobia», advierte Mahía.

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