Rafa Mayoral, Irene Montero, Rubén Rosón, Tania González, Pablo Iglesias, Emilio León, Ana Taboada y Daniel Ripa, ayer en Oviedo.

Iglesias apela a las «agallas asturianas» para reconquistar los derechos sociales perdidos

Miles de personas arropan al líder nacional de Podemos en el acto central del partido en Asturias, celebrado ayer en La Corredoria

ANA MORIYÓN

Lunes, 18 de mayo 2015, 00:55

No es un secreto que Podemos se haya marcado como objetivo prioritario para las elecciones regionales convocadas para el próximo domingo ganar en Asturias, entre otras plazas, pero ayer el secretario general de la formación, Pablo Iglesias, explicaba la razón de tal empeño. «Asturias supo jugársela cuando había que jugársela. Es tierra de agallas y necesitamos en toda España esas agallas asturianas para reconquistar los derechos sociales», comenzó su intervención en el barrio ovetense de La Corredoria ante más de cuatro mil personas, entregadas incluso antes de que ningún dirigente se subiera al estrado.

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Pablo Iglesias colmó su discurso de guiños a la lucha obrera y minera en Asturias durante la dictadura y supo así tocar la vena sensible del público congregado en este rincón de la capital asturiana, hasta donde se desplazaron también cientos de personas de toda la región y se sentía la presencia de numerosos vecinos de las cuencas mineras. Muy consciente del escenario en el que se movía, Iglesias dijo sentirse defraudado por el devenir del socialismo y por las actuaciones de sus dirigentes, vendidos a entidades financieras y grandes empresas. «A ellos les faltan agallas para enfrentarse a los poderosos y lo que tienen son cuentas en Suiza, como ese líder sindical asturiano. Qué vergüenza», reprochó en clara referencia al escándalo en torno a José Ángel Fernández Villa, para satisfacción del público, muy heterogéneo, allí congregado, que no cesó de interrumpir su alegato con gritos de 'Sí se puede'. «Me jode que un sindicalista tenga cuentas en Suiza», insistió más tarde con este tema que tantas sensibilidades ha herido en la región y que podría hacerle mucho daño al PSOE asturiano.

Pero sus guiños a la realidad de la región no quedaron allí. Pablo Iglesias reiteró una vez más que el cambio que promete Podemos precisa de «todo el mundo», y advirtió de que esta formación no se va a olvidar en esta lucha de las generaciones mayores, de aquellas personas «que ahora peinan canas» y que en este país lucharon por las libertades y por la democracia durante la dictadura, cuando manifestarse suponía ponerse en peligro. «Cuando, como ahora ocurre con esos cinco mineros condenados, había que jugarse la libertad para luchar por la democracia», completó.

En este momento Pablo Iglesias ya tenía al público totalmente entregado y, era tal el ambiente de euforia que se vivía en la plaza del Conceyín, que creyó oportuno empezar a pedir el apoyo para el equipo de Emilio León, número uno de la lista de Podemos a la Presidencia del Principado. El eurodiputado se dirigió entonces a quienes a estas alturas de la campaña electoral siguen indecisos y les garantizó que Emilio León «no se va a poner de rodillas» ante las instituciones financieras y las multinacionales. Votar Podemos, añadió, es el «único voto útil» para acabar con las prácticas del bipartidismo y recuperar los derechos que se han ido perdiendo en los últimos años.

Consciente de que en Asturias el enemigo a batir será el PSOE, instó a quienes se han sentido defraudados por la evolución de los socialistas a dar su voto de confianza a Emilio León. Tal y como hiciera el pasado sábado en Alicante, Iglesias solicitó el voto de los «socialistas de corazón», pero además proclamó en Oviedo que «votar socialista en 2015 es votar al partido morado».

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En una clara apuesta por recuperar las esencias de partido de izquierda que la formación mostró en sus inicios políticos y que venía aparcando en los últimos meses, se preguntó incluso «qué fue de la familia socialdemócrata europea» y arremetió contra «millonarios que trabajan para multimillonarios» como Tony Blair o Felipe González, pero también contra el PSOE de Asturias, «que ahora firma con el PP la gran coalición de los presupuestos». Fue muy claro sobre sus orígenes. «Que nadie se equivoque, me llamo Pablo Iglesias y nadie me va a dar lecciones de lo que es ser de izquierdas», clamó en respuesta a quienes le reprochan su ambigüedad por negarse a hablar de izquierda y derecha.

Y en respuesta también a los ataques que la formación de nuevo cuño recibe por parte de los partidos tradicionales, que les acusan de no ser suficientemente transparentes con sus intenciones, Iglesias prometió «mano dura» contra los ladrones y los corruptos, se comprometió a evitar que las entidades financieras desahucien y que las compañías eléctricas corten el suministro de gas y electricidad a las familias, y también a rescatar a pequeñas empresas y autónomos endeudados, «porque nadie es culpable de hacerse pobre y de los abusos de las entidades financieras». Su discurso ya había calado por completo. «¡Ahí gallu!», se escuchó entre el público.

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Iglesias cerraba así un mitin que se prolongó durante dos horas y en el que intervinieron el secretario general de Podemos Asturies, Daniel Ripa; Ana Taboada y Rubén Rosón, números uno y dos de la candidatura Somos Oviedo; la eurodiputada Tania González; Irene Montero y Rafa Mayoral, miembros del Consejo Ciudadano estatal y el candidato de Podemos a la Presidencia del Principado, Emilio León. Éste, sabedor de que las encuestas siguen sin colocares en primera posición en intención de voto, pero sólo por detrás del PSOE, dijo que queda una semana para «ponerse por delante, porque estamos muy cerquita», e hizo un llamamiento a las 50.000 personas que votaron a Podemos en Asturias en las elecciones europeas «para que convenzan a otras tres», e impedir así que el Principado siga gobernado por la «coalición del PSOE-PP y los que llevan años desmantelando Asturias, y para que a partir de que el 24 de mayo las cuestiones políticas se decidan en el Parlamento, y no en los consejos de FCC y, mucho menos, de Liberbank». Y para ello, imploró, «tenemos que estar todos, también nuestros mayores». Su padre y su abuela se subieron en ese momento al escenario para darle su apoyo y ganarse la ovación de los presentes. Muchos, por cierto, también abuelos.

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