«Si se lo llevó, que lo devuelva»

El respeto y prestigio que en las cuencas mineras se había ganado José Ángel Fernández Villa por su trayectoria histórica en defensa de la minería se desplomó ayer tras conocerse que Anticorrupción le investiga por ocultar a Hacienda casi un millón y medio de euros. A lo largo del plomizo día de ayer se fue pasando de la sorpresa a la decepción y la indignación.

En las lluviosas calles de todas las localidades de las cuencas, apenas se hablaba de otra cosa: «Sí, sí, Villa, el sindicalista... ¡que también es corrupto!», comentaban dos venerables damas, paradas ante la iglesia de Sama.

Más allá de la sorpresa, la crítica aguda se escuchó tanto a pie de mina como en las propias sedes sindicales. A la salida del pozo Maria Luisa, algunos mineros que aún conservan su empleo comentaban que «hace años que no nos defendía, sólo sabía defenderse a sí mismo. Ya no pinta nada para nosotros», expresaban, con frases que hace años nadie en la cuenca se habría atrevido a pronunciar en público, y mucho menos ante un periodista. Con todo, aún hay recelo a hablar con nombres y apellidos. Y ayer se notaba.

Las sedes del SOMA se debatían entre el enfado, trufado de preocupación, de los actuales dirigentes, muchos de los cuales llegaron a sus responsabilidades tras la retirada del 'Tigre de Tuilla' del primer plano de la escena sindical, y la incredulidad y abatimiento de buena parte de los trabajadores, con miradas dirigidas al suelo o a las mesas de trabajo y una decepción más que palpable: «No es nuestro mejor día», expresaban algunos tímidamente. Otros admitían que «ha sido un golpe muy grande que nunca hubiésemos imaginado, un mal sueño». Y algunos que no hace tanto se sentían orgullosos de ser denominados 'villistas' ayer manifestaban sin tapujos su deseo de que Villa no se presentase en la sede, porque faltaban dedos en las manos para contar quienes no le consentirían siquiera hacer acto de presencia. Por decirlo suavemente.

La lucha obrera

Entre éstos, se comentaba que aunque se espera que Villa dé explicaciones, éstas «no van a llegar, porque si se fue, lo hizo para esconderse por si se descubría todo». En la sede del SOMA se escuchaban todo tipo de comentarios. «Si se lo llevó, que lo devuelva», decía un sindicalista. «Eso no es suficiente», decía otro. «Esto es una catástrofe para la lucha obrera», sentenciaba, con cara de preocupación y enfado, un tercero.

Pero es que ya no sólo se trata del ámbito sindical. Junto al pozo María Luisa, al pie del bar Límite, varios mineros se fueron juntando de tarde, a la salida de su turno. Y entre los comentarios, se escuchaban veladas acusaciones: «Hay muchos dirigentes asturianos que están en sus cargos porque los colocó ahí José Ángel». Tres décadas y media de creciente poder político sustentado en la base sindical, ciertamente, dejaron una intensa huella en el ámbito político regional. Sin embargo, a pie de pozo las preocupaciones son mucho más mundanas: «Si robó, que lo devuelva, sí, pero para nosotros es mucho más importante que los sindicatos sigan luchando por la minería. Cada vez somos menos, y cada vez se habla menos de eso».

¿Esperan los mineros las explicaciones de Villa? Al menos, al pie del pozo María Luisa no parece importar tanto: «Para que vuelva a mentirnos, que se calle, lo devuelva y se invierta de verdad en la minería», decía un prejubilado, mientras otro proponía «que se lo dé a los de las subcontratas, que a esos nunca los defendió. Ni le importaron».

En Tuilla, la noticia fue un grave mazazo. La localidad minera estaba silenciosa, casi fúnebre. En la casa del pueblo se comentaba que «es increíble que haya metido la mano en el cajón. Sería como todos, un aprovechado». Otro vecino sentenciaba: «Si es cierto que lo hizo, que se conozca y que devuelva el dinero. Él siempre habló de honestidad, y ahora parece que no la tenía».