La delegación asturiana posa con caras diferentes, al término del congreso federal.

«Olvida lo que te prometimos»

El presidente asturiano llegó a amenazar con un terremoto orgánico si no se respetaban los compromisos pactados

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

Jueves, 14 de junio 2018, 12:42

«Lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas». Esta afirmación, pronunciada por un destacado cargo socialista, desliza el propósito de un sector de los socialistas en cerrar un episodio que pudo enturbiar la puesta de largo del nuevo secretario general. Lo que no dice el interlocutor es que algunos de los protagonistas de la película que tiene la capital de Nevada como escenario principal volvieron con un tatuaje y algún que otro diente de menos.

Publicidad

No hay que lamentar daños físicos en el caso del congreso socialista, aunque es cierto que hay un importante desgaste moral. Llámese traición o simplemente venganza. A nadie se le escapa que Pedro Sánchez y Susana Díaz han utilizado este cónclave para ajustar cuentas pendientes. El PSOE asturiano, en una estrategia razonable, optó mantenerse neutral públicamente en el proceso de primarias. No levantó la voz cuando los secretarios regionales salieron a la palestra para allanar el desembarco de la lideresa andaluza. No lo hizo Javier Fernández. La FSA, incluso, afeó una actitud que podía condicionar el posterior proceso de primarias. Díaz, que dijo en privado que solo aceptaría si fuera elegida por aclamación, percibió que no había unanimidad sobre su elección.

La presidenta andaluza decidió apostar por Pedro Sánchez en detrimento de Eduardo Madina, el candidato favorito para los asturianos. El hoy secretario general sabía que con el apoyo de Andalucía tenía mucho camino recorrido. No le importó perder plazas como el Principado. Lo que no le gustaron tanto fueron ciertas actitudes que percibió. Le molestó que Javier Fernández no le acompañara durante la jornada en que visitó Asturias, algo que sí hizo con los otros dos candidatos a la Secretaría General. Fernández esgrimió compromisos en su tarea como presidente para justificar su ausencia, pero no convencieron a Sánchez que, incluso, decidió no volver en el tramo final de la campaña a Asturias.

Después de las elecciones que confirmaron su victoria, las dos primeras reuniones que mantuvo el hoy líder federal del PSOE fueron con los dos presidentes autonómicos socialistas. En ese encuentro con Fernández, Sánchez le trasladó su intención de cumplir los deseos del secretario general de la FSA y mantenerle al frente del Consejo Territorial. Un compromiso que se ratificó el pasado miércoles todavía. Sin embargo, la reunión que mantuvo la presidenta andaluza y el propio Pedro Sánchez antes del congreso, el jueves, cambió el guión. Díaz le exigió el puesto que ambicionaba Fernández y el hoy secretario general no puso inconveniente, a riesgo de provocar un conflicto con Asturias.

El entorno de Sánchez filtró la noticia que se propagó como la pólvora entre la delegación asturiana, recién llegada al congreso. Javier Fernández cogió un enfado monumental y pidió explicaciones a la nueva dirección. «Olvida lo que te prometimos», le espetaron. A cambio le propusieron alternativas que no sirvieron para apaciguar los ánimos. El presidente asturiano se lo tomó como una afrenta e incluso tensó la cuerda, asegurando que estaba dispuesto a dar un paso atrás y no volver a ser el candidato en Asturias, lo que provocaría un terremoto orgánico en el PSOE. Encauzar la situación no fue fácil. Fernández no estaba dispuesto a ser un vocal más en la nueva ejecutiva. La solución -crear un órgano específico coordinado por el presidente asturiano- sirvió para resolver el congreso, aunque no despeja todas las incógnitas sobre la relación entre Ferraz y Santa Teresa.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad