JOSÉ ÁNGEL GARCÍA
Jueves, 14 de junio 2018, 12:42
Al final la moneda cayó de canto. Los socialistas asturianos salen del congreso federal, en el que se proclamó a Pedro Sánchez como nuevo secretario general, con un sabor agridulce. Nadie obvia que ha aumentado la presencia en la nueva dirección. Es un hecho objetivo. La incorporación de María Luisa Carcedo (Bienestar Social) y Adriana Lastra (Política Municipal) en la ejecutiva unida a la inclusión de tres dirigentes -antes solo había uno- en el Comité Federal (Montserrat Álvarez Areces, Eduardo Donaire y Dolores Álvarez Campillo) alivia, solo en parte, los sinsabores de un desencuentro evidente entre el nuevo secretario general y el líder de los socialistas asturianos, Javier Fernández.
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El motivo es sencillo. El secretario general de la FSA tenía el compromiso el pasado miércoles de que iba a seguir como coordinador del Consejo Territorial (ahora llamado Consejo Federal). Sin embargo, la presidenta andaluza, Susana Díaz, hizo valer todo su poder para quedarse con este cargo, sin importar la brecha que podía generar entre Ferraz y Asturias. Pedro Sánchez aceptó las reglas impuestas desde Sevilla e intentó convencer a la FSA de que las condiciones habían cambiado, planteando una solución intermedia que, a la vista de las conclusiones, no deja del todo satisfecha a la delegación asturiana.
Si se cuestiona este extremo no tiene uno más que escuchar las declaraciones que ayer hizo Javier Fernández, minutos antes de la intervención de Pedro Sánchez con las que cerraba el congreso. «Asturias tiene una representación buena en el seno de la ejecutiva, pero es cierto que teníamos otras expectativas que no se cumplieron», advirtió.
No oculta su decepción el secretario general de la FSA con todo lo ocurrido. Su nombre, en las filas socialistas, va muchas veces ligado a la palabra respeto. Destacados dirigentes nacionales la han repetido siempre al referirse a su persona. Fernández, por su parte, siempre pone por delante el valor de la palabra que, esta vez, no se ha respetado. La propuesta que había encima de la mesa es que siguiera en la ejecutiva pero como un vocal más, al igual que otros líderes autonómicos, pasando por alto que él fue el único que ganó unas elecciones autonómicas en 2011.
La solución, de madrugada
No había duda sobre la presencia de dos asturianos en la ejecutiva, al margen de Fernández. La única condición que pidió el equipo de Sánchez es que fueran dos mujeres. Los nombres de María Luisa Carcedo y Adriana Lastra no causaron sorpresa. La diputada nacional había apoyado al hoy secretario general en el proceso de primarias e incluso colaboró en ciertos aspectos de su programa. Lastra, por su parte, era una persona que Sánchez conocía personalmente y tenía el perfil que buscaban para sustituir a Gaspar Zarrías como máxima representante de la política municipal.
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Quedaba por resolver el encaje de Fernández. Ahí se buscó una solución intermedia. Pedro Sánchez accedió a crear un nuevo órgano dentro de la nueva ejecutiva (que reduce el número de miembros en esta nueva etapa) denominado Consejo para la Transición Industrial y Energética. Dicho de otra manera, una responsabilidad hecha a medida del presidente asturiano que, de este modo, garantizaba su presencia en la dirección federal como miembro nato, que era su pretensión. Fernández, después de reflexionar en la habitación del hotel y conversar con sus colaboradores, decidió aceptar, evitando así que el cisma fuera irreversible. Lo hizo pocos minutos después de la una de la madrugada, lo que retrasó el registro del nuevo organigrama más de dos horas.
Se puede considerar un acuerdo de mínimos. Javier Fernández abandonó el congreso sin amarrar el puesto que ambicionaba, el lugar que cree le correspondía como uno de los dos presidentes autonómicos que tiene el PSOE. Hizo valer esta condición durante la negociación, donde amagó incluso con poner sus responsabilidades orgánicas a disposición del partido si no se atendían sus demandas. Una forma de presión con la que quería demostrar que no iba de farol. Sánchez y su equipo, conscientes del impacto que tendría una hipotética dimisión del barón asturiano, movieron ficha y buscaron una solución intermedia que, pese a todo, no sutura la herida abierta en este congreso.
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«Los congresos funcionan así», se apresuró a afirmar Fernández para justificar la controversia originada. Ahora toca borrón y cuenta nueva. «Uno echa la llave y amnesia inmediata», precisó el secretario general de los socialistas asturianos, que insistió en dar por cerrado cualquier enfrentamiento con el nuevo líder federal e insistir en que Asturias está «bien representada».
Tal y como se sabía, el líder de la FSA reconoció públicamente que había apoyado la candidatura de Eduardo Madina en el proceso de primarias. Preguntado sobre si le han pasado factura por ese respaldo, Fernández se mostró un tanto esquivo. «No sé que ha pesado más en este congreso. Esa cuestión no tengo que responderla yo», afirmó, antes de comprometer el apoyo de los socialistas asturianos a la nueva dirección. «Lo que tenemos que hacer -apostilló- es remar todos en la misma dirección, la unidad».
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«Entramos en el congreso con mar gruesa y superamos el Cabo de Hornos con la nave reforzada». Recurre a un símil marinero el diputado nacional Antonio Trevín para exhibir su satisfacción después que la historia terminara con «final feliz». El exdelegado del Gobierno fue uno de los pocos dirigentes asturianos que apostó por Sánchez en la carrera hacia la Secretaría General. Valora que se haya encontrado una solución intermedia que permite que todas las partes salgan contentas después de un arduo debate. «El PSOE asturiano aumenta su representación y la dirección federal crea un órgano que había sido una petición expresa de la Federación del Metal. Un puesto que lo va a ocupar la persona más preparada que tiene este partido para abordar las problemáticas de la energía y la industria», explicó.
Habrá tres representantes en la ejecutiva y otros tres en el comité federal, entre las que se encuentra la alcaldesa de Llanes, Dolores Álvarez Campillo. Junta ella, estarán en este órgano de dirección el secretario general de MCA-UGT, Eduardo Donaire, y Montserrat Álvarez Areces. Unos que llegan y otros que se van. Después de dos mandatos consecutivos, abandona la ejecutiva socialista Hugo Morán. El exalcalde de Lena y exdiputado se despidió ayer en las redes sociales entre agradecimientos a sus colaboradores. «Con todos quiero compartir el balance de lo bien hecho y pedirles disculpas por los errores cometidos», dijo.
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