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Diez lugares del interior de Asturias donde darse un chapuzón

Asturias está viviendo un verano más cálido de lo habitual. Las playas de la región han lucido llenas durante la pasada ola de calor, pero siguen acogiendo a un gran número de personas en toda la temporada estival. Sin embargo, aunque el Principado alberga arenales idílicos, no todo es costa a la hora de darse un baño. El interior de Asturias cuenta con hermosos entornos acuáticos ideales para aliviar las altas temperaturas. Eso sí, es importante recordar que siempre hay que extremar las precauciones. Algunos de estos lugares no tienen vigilancia, por lo que es mejor no tirarse nunca de cabeza, y de zambullirse, hacerlo donde la profundidad sea suficiente.

Domingo, 24 de julio 2022, 15:04

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1. Olla de San Vicente

La Olla de San Vicente es un gran pozo natural de aguas verde esmeralda, rodeada de enormes árboles que ofrecen generosas sombras a ese rincón del río Dobra, ya en territorio de Amieva, pero no lejos de Cangas de Onís. Desde allí se parte hasta Tornín por la carretera del Pontón, y de esa pequeña localidad parte una senda, no muy ancha. Son unos 45 minutos de paseo, que se puede alargar si hay 'tráfico' peatonal.

Xuan Cueto
La Olla de San Vicente es un gran pozo natural de aguas verde esmeralda, rodeada de enormes árboles que ofrecen generosas sombras a ese rincón del río Dobra, ya en territorio de Amieva, pero no lejos de Cangas de Onís. Desde allí se parte hasta Tornín por la carretera del Pontón, y de esa pequeña localidad parte una senda, no muy ancha. Son unos 45 minutos de paseo, que se puede alargar si hay 'tráfico' peatonal.
La Olla de San Vicente es un gran pozo natural de aguas verde esmeralda, rodeada de enormes árboles que ofrecen generosas sombras a ese rincón del río Dobra, ya en territorio de Amieva, pero no lejos de Cangas de Onís. Desde allí se parte hasta Tornín por la carretera del Pontón, y de esa pequeña localidad parte una senda, no muy ancha. Son unos 45 minutos de paseo, que se puede alargar si hay 'tráfico' peatonal.

2. Cascadas de Oneta

Las cascadas de Oneta, en Villayón, tras caminata de un kilómetro permiten darse no un chapuzón, sino una ducha natural, sobre todo en la de Ulloa, la segunda, donde el chorro cae directamente sobre el bañista.

Fotolia
Las cascadas de Oneta, en Villayón, tras caminata de un kilómetro permiten darse no un chapuzón, sino una ducha natural, sobre todo en la de Ulloa, la segunda, donde el chorro cae directamente sobre el bañista.
Las cascadas de Oneta, en Villayón, tras caminata de un kilómetro permiten darse no un chapuzón, sino una ducha natural, sobre todo en la de Ulloa, la segunda, donde el chorro cae directamente sobre el bañista.

3. Cascada de A Seimeira

La cascada de A Seimeira, en Santa Eulalia de Oscos, ofrece una opción similar a la anterior. Para llegar hasta ella hay que realizar una magnífica ruta que se inicia desde el área recreativa de Pumares. Pasearás por un camino de cuento en el que el agua y el bosque serán los protagonistas y cuyo espectáculo final lo encontrarás en la imponente cascada.

Fotolia
La cascada de A Seimeira, en Santa Eulalia de Oscos, ofrece una opción similar a la anterior. Para llegar hasta ella hay que realizar una magnífica ruta que se inicia desde el área recreativa de Pumares. Pasearás por un camino de cuento en el que el agua y el bosque serán los protagonistas y cuyo espectáculo final lo encontrarás en la imponente cascada.
La cascada de A Seimeira, en Santa Eulalia de Oscos, ofrece una opción similar a la anterior. Para llegar hasta ella hay que realizar una magnífica ruta que se inicia desde el área recreativa de Pumares. Pasearás por un camino de cuento en el que el agua y el bosque serán los protagonistas y cuyo espectáculo final lo encontrarás en la imponente cascada.

4. Cascada de Cioyo

En el interior del concejo costero de Castropol se encuentra el salto de Cioyo, de más de treinta metros de altura. La ruta de acceso, de casi tres kilómetros, comienza en las antiguas escuelas de la aldea de Vilarín y transcurre por el corazón de un frondoso bosque autóctono que finaliza a los pies de la cascada.

EC
En el interior del concejo costero de Castropol se encuentra el salto de Cioyo, de más de treinta metros de altura. La ruta de acceso, de casi tres kilómetros, comienza en las antiguas escuelas de la aldea de Vilarín y transcurre por el corazón de un frondoso bosque autóctono que finaliza a los pies de la cascada.
En el interior del concejo costero de Castropol se encuentra el salto de Cioyo, de más de treinta metros de altura. La ruta de acceso, de casi tres kilómetros, comienza en las antiguas escuelas de la aldea de Vilarín y transcurre por el corazón de un frondoso bosque autóctono que finaliza a los pies de la cascada.

5. Río del Infierno

En Piloña, mientras tanto, merece la pena subir en coche hasta Espinaréu, seguir hasta La Pesanca y dejarse erizar los vellos por las frías aguas del río del Infierno, que serpentea desde las montañas hacia el valle. Un pequeño pozo con coqueta cascada -podría decirse que para parejas por su tamaño- permite sacarse fotos de esas de fardar en Instagram, rodeados de robles, castaños y verde bosque.

P. Entrialgo
En Piloña, mientras tanto, merece la pena subir en coche hasta Espinaréu, seguir hasta La Pesanca y dejarse erizar los vellos por las frías aguas del río del Infierno, que serpentea desde las montañas hacia el valle. Un pequeño pozo con coqueta cascada -podría decirse que para parejas por su tamaño- permite sacarse fotos de esas de fardar en Instagram, rodeados de robles, castaños y verde bosque.
En Piloña, mientras tanto, merece la pena subir en coche hasta Espinaréu, seguir hasta La Pesanca y dejarse erizar los vellos por las frías aguas del río del Infierno, que serpentea desde las montañas hacia el valle. Un pequeño pozo con coqueta cascada -podría decirse que para parejas por su tamaño- permite sacarse fotos de esas de fardar en Instagram, rodeados de robles, castaños y verde bosque.

6. Cangas de Onís

Bajo el Puente Romano de Cangas de Onís, locales y turistas se remojan en días de calor.

Bajo el Puente Romano de Cangas de Onís, locales y turistas se remojan en días de calor.
Bajo el Puente Romano de Cangas de Onís, locales y turistas se remojan en días de calor.

7. Cangas del Narcea

Otro río discurre por debajo de otro puente situado en otro Cangas, pero en esta ocasión se trata del Narcea. Allí nadie duda ne refrescarse durante los episodios de más calor.

Damián Arienza
Otro río discurre por debajo de otro puente situado en otro Cangas, pero en esta ocasión se trata del Narcea. Allí nadie duda ne refrescarse durante los episodios de más calor.
Otro río discurre por debajo de otro puente situado en otro Cangas, pero en esta ocasión se trata del Narcea. Allí nadie duda ne refrescarse durante los episodios de más calor.

8. Puente de Arcu

Otro puente medieval también acoge bañistas en Laviana, el Puente de Arcu, que es salida del Descenso Folclórico del Nalón. A dos kilómetros de Pola de Laviana.

EC
Otro puente medieval también acoge bañistas en Laviana, el Puente de Arcu, que es salida del Descenso Folclórico del Nalón. A dos kilómetros de Pola de Laviana.
Otro puente medieval también acoge bañistas en Laviana, el Puente de Arcu, que es salida del Descenso Folclórico del Nalón. A dos kilómetros de Pola de Laviana.

9. El Lladuengu, en el río Sella

En Arriondas también triunfa el río. La zona del Lladuengu, en el Sella, es una buena opción para refrescarse en verano.

En Arriondas también triunfa el río. La zona del Lladuengu, en el Sella, es una buena opción para refrescarse en verano.
En Arriondas también triunfa el río. La zona del Lladuengu, en el Sella, es una buena opción para refrescarse en verano.

10. Las Caldas, en el río Nalón

El río más largo de Asturias también cuenta con zonas idílicas donde darse un chapuzon. Las Caldas, a unos pocos minutos de Oviedo, es uno de esos lugares en los que extender la toalla, tumbarse al sol y refrescarse un poco el cuerpo. Eso sí, con precaución porque el Nalón también es el río más caudaloso del Principado.

EC
El río más largo de Asturias también cuenta con zonas idílicas donde darse un chapuzon. Las Caldas, a unos pocos minutos de Oviedo, es uno de esos lugares en los que extender la toalla, tumbarse al sol y refrescarse un poco el cuerpo. Eso sí, con precaución porque el Nalón también es el río más caudaloso del Principado.
El río más largo de Asturias también cuenta con zonas idílicas donde darse un chapuzon. Las Caldas, a unos pocos minutos de Oviedo, es uno de esos lugares en los que extender la toalla, tumbarse al sol y refrescarse un poco el cuerpo. Eso sí, con precaución porque el Nalón también es el río más caudaloso del Principado.

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