Un viaje a civilizaciones pasadas

El Recinto Ferial Luis Adaro ha cambiado su apariencia habitual por otra que recuerda a los lugares más emblemáticos de las antiguas civilizaciones que habitaban las Américas. La exposición 'Secretos ancestrales', que cuenta con la colaboración de EL COMERCIO, se inaugurará hoy, a las 18.30 horas, y se encargará de convertir el pabellón de Liberbank en todo un viaje con destino a los monumentos y esculturas representativos de las culturas ancestrales. Esta muestra va más allá de las historias aceptadas que se asocian a estos rincones y enseña a los visitantes los increíbles misterios que rodean estas construcciones y de los que aún quedan muchas preguntas por resolver.

Incas, mayas y aztecas dejaron su impronta en los territorios que habitaron y algunas de esas piezas llegaron hasta nuestros días, dejando constancia de los avances que ya existían por aquel entonces y de las, para nosotros, extrañas conexiones que mantenían con el universo. Tiahuanaco, a orillas del lago Titicaca, es una ciudad perteneciente a una civilización preincaica, de la que apenas quedan las ruinas, entre las que destaca la Puerta del Sol. Según cuentan las leyendas, en Tiahuanaco, se habrían asentado los seres de las estrellas que llegaron allí con sus naves y las escondieron en las profundidades del lago Titicaca. Se dice que la Puerta del Sol la hicieron con piedras megalíticas, utilizando la misma técnica que se utilizó en otros lugares del planeta, donde los humanos podían comunicarse con seres superiores o realizar viajes fuera del cuerpo.

La península de Yucatán, fue uno de los centros urbanos, comerciales y ceremoniales más importantes de los mayas, allí se encuentra la pirámide de Chichén Itzá. Este monumento se alza veinticuatro metros, en los que muestra sus cuatro caras, y en cada una hay una gran escalinata flanqueada en su base por dos esfinges de la serpiente emplumada, una imagen adorada por los toltecas. Se cree que existió algún contacto entre toltecas y mayas, por lo que los mayas adoptaron esta divinidad que, según la leyenda pleyadiana, representaba al maestro galáctico que abandonó su hogar en las estrellas para instalarse en Yucatán, donde habitaban los mayas en la tierra.

Los aztecas, por su parte, basaban su religión en el culto al sol. Ellos creían que habían existido cuatro soles sucesivos, cada uno de los cuales había correspondido a una raza humana que había desaparecido. La era presente según los aztecas era la correspondiente al quinto sol y estaría destinada a sucumbir después de una serie de violentos terremotos. Los aztecas veneraban también divinidades correspondientes a otros astros y fenómenos naturales.

Otra de las civilizaciones que ha pasado a la historia es la que habitó en la isla de Pascua. Los pobladores, caoneros procedentes probablemente de islas Marquesas, construyeron inmensos moáis que, aún hoy, los investigadores no alcanzan a comprender cómo pudieron hacerse. Hay múltiples especulaciones que relacionan estos moáis con la actividad estelar. Los defensores de la leyenda asocian algunos rasgos de este territorio con la mitología de los indios habitantes de la meseta central de los Estados Unidos, y, por eso, creen que los supervivientes del hundimiento del continente fueron ayudados por los dioses cósmicos a viajar a América en escudos volantes y pájaros de fuego.

Estos son solo cuatro de los misterios que se esconden en esta exposición, pero son muchos los que se pueden descubrir haciendo una visita a esta muestra que se convierte en un lejano viaje sideral al pasado.