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LUCÍA LÓPEZ PÉREZ
Jueves, 14 de julio 2022, 01:36
La Semana Negra de Gijón puede ser para muchos una especie de laberinto en el que perderse durante todo el día. Infinidad de libros que explorar, bares y restaurantes en los que pararse a descansar y atracciones para los más fans de la adrenalina se mezclan con las presentaciones de los autores y autoras que van pasando por las diferentes carpas. Por desgracia no siempre se dispone de todo el tiempo que nos gustaría para pararnos en cada caseta, en cada coloquio o en cada atracción. Pero ¿y si fuera posible recorrer la Semana Negra en una hora? ¡Lo es!
Lo fundamental es la literatura, así que comenzar la visita buscando ese libro que lleva en tu lista de lecturas pendientes seis meses o encontrando la nueva obra que te atrape tanto como esa que leíste aquella vez es una buena opción. Para ello las casetas de librerías locales como La habitación propia regentada por Mónica Iglesias y La buena letra, por Rafa Gutiérrez -que no han notado un gran cambio en la afluencia de público- entre muchas otras, son la solución perfecta. Aunque los más puristas y los adictos a los productos reciclados también tienen su lugar en una carpa repleta de libros de segunda, tercera y cuarta mano donde podrán encontrar obras de todo tipo, desde poesía política hasta novela de aventuras.
Una vez con esos deseados libros debajo del brazo y tras habernos parado unos minutos a escuchar a algún autor o editor en alguna de las carpas -como fue el caso ayer del cuentacuentos de Nanu González y Esther Prieto en la de la Palabra- lo mejor es buscar un lugar para reponer fuerzas con una cerveza bien fría, por ejemplo. Para ello, justo al final del pasillo de casetas, como si estuviera llamándonos a la pausa, nos paramos ante el Mesón Juanito que, si bien a primera hora de la tarde no hay demasiada afluencia, como confirma Ricardo Lerma tras la barra -«si abrieran por la mañana estaría mejor para dar comidas»-, a la hora de la cena el ambiente se dispara.
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Y tras esa paradita para descansar toca continuar con la ruta cultural a contrarreloj. Ya con las pilas recargadas es fundamental el paso por la exposición de Miguelanxo Prado, titulada 'En negro negro'. Una muestra en la que el artista expone sus ilustraciones, justo al lado de la carpa A Quemarropa. Una vez terminado el recorrido de la primera parte, toca descargar la adrenalina en la zona de taracciones. No sin antes pasear por los distintos puestos de venta que marcan la entrada a esta parte del recinto, como la joyería de Orfe Zarzuelo, que vuelve a la Semana Negra como antes de la pandemia, aunque con unos resultados de asistencia inesperados -«Este año está siendo más flojo» confesaba-.
Atracciones como el Ratón vacilón o El tren de la felicidad si se va con los más pequeños de la casa suponen el broche de oro a una visita exprés. Para los más golosos también hay opciones como Gofres la Artesana, en pleno centro de la zona de atracciones, por si el calor o las vueltas en El ciclón hacen que el azúcar baje. Aunque si el tiempo apremia y solo se puede elegir un único lugar para disfrutar, el mejor de todos, sin duda, es la noria. Ya no solo porque suponga un elemento icónico de la Semana Negra -pues es fácil saber que se acerca la fecha cuando comienza a verse desde todo Gijón-, sino porque desde lo alto pueden contemplarse las vistas de todo el recinto. Escritores, libros, asistentes, vendedores, feriantes... Al final, pensará alguno, tan solo hacían falta un par de minutos para poder ver toda la Semana Negra...
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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