Una ventana al mundo sobre las tablas

Doscientas funciones a cargo de 76 compañías, llegadas también de otros países como Francia, Portugal, Italia, Bélgica y Argentina, y muchas de ellas veteranas de la feria, que saben lo que significa este viaje a Gijón y sobre todo lo que significa ganar un premio aquí. «A Feten hay que ir sí o sí, ves lo que está haciendo otra gente y cómo se están afrontando los retos presentes y futuros, es un lugar de referencia y de coincidencia», afirma Ana Isabel Gallego, de Teloncillo, compañía castellano-leonesa que, desde 1996, «creo que hemos faltado un año». Porque, además -ellos lo saben- «si te llevas premio es una garantía de trabajo». Vuelven este año con 'Aletas' y con sus mismos modos y maneras teatrales de siempre: «Hay que querer contar una historia, que sea bonita y que trascienda a ti y a tu lugar, que se viva en Andalucía, Galicia y París y que conmueva», concluye.

Tan sencillo; tan difícil. La Baldufa es otra de esas compañías habituales. «Feten es el festival de referencia en España pero es que en Europa tampoco hay ningún festival como Feten», asegura Enric Basi, que subraya que estar seleccionado es «una alegría inmensa». Ellos también saben lo que es ganar y tienen una receta similar a la de sus colegas: «El espectáculo tiene que emocionar, hablar de temas importantes, que haya una historia detrás... Preferimos generar preguntas que dar respuestas, si conseguimos que los niños salgan de la sala con preguntas sobre la vida es que hemos acertado», explica el cómico, que este año viaja a Gijón con 'La fábula de la ardilla'.

Los Titiriteros de Binéfar, que traen a Gijón 'La ratita presumida', coinciden en su planteamiento: «La clave para elaborar un espectáculo es la sinceridad, decir cosas que sentimos y que la sociedad necesita oír y siempre tratando a los niños como personas inteligentes e intentando darles herramientas y armas para entender el mundo y evolucionar», anota la actriz Eva Paricio. Y que nadie piense lo contrario, porque el títere pinta mucho en este universo tecnológico. «Parece mentira que estén tan acostumbrados a esa ametralladora de imágenes, de cambios de ritmo y, sin embargo, un títete lo ven con más magia que antes», concluye.

Para José Ramón Martínez, de la compañía valenciana Markeliñe, Feten es una carta de presentación, un aglutinante del sector. Aquí estarán de nuevo con 'Ganbara (El desván)', ya muy probado y trabajado con los críos antes del estreno, una de las claves para que un espectáculo funcione. Pero no la única: «Hay que sorprender, agradar a ese pequeño público que es muy exigente, natural, espontáneo, que si le interesa se queda pegadito y si se mueven mucho es que no», relata. Su afán es siempre indagar nuevos lenguajes, trabajar en diferentes planos, para que si una edad se queda con la historia, los más pequeños se queden simplemente en la belleza, en la poética. Y sin temas tabú. Su anterior espectáculo trataba del duelo de un hombre tras perder a su mujer. «Procuramos no dar respuestas, no somos quién, y no sabemos cuáles son las respuestas correctas», concluye este actor y director que apela a la emoción y la reflexión.

Juan Monedero, de Ultramarinos de Lucas, que presentan en esta edición '¿Cuándo viene Samuel?', afirma que ellos trabajan por la necesidad de contar. Que todo espectáculo parte de la inquietud de alguien y el proceso para armarlo es siempre el mismo: «Nos encerramos en el local y empezamos a trabajar con seriedad y rigor, investigando mucho hasta que logramos el resultado», señala. Tiene muy clara una de las máximas que debe regir siempre el trabajo con niños: «Hay que tratarlos de tú a tú, no colocarte en el pedestal de yo soy el adulto». A partir de ahí, nada de ser moralizante. Simplemente hay que buscar que el niño imagine, disfrute y piense.

El reto es inmenso y maravilloso. Quienes se dedican a esto lo saben. Y Carmen Gallo aún más. Ella es la responsable de la compañía asturiana Factoría Norte, que en 2002 ganó en Feten el premio al mejor espectáculo, ella trae 'Los ruidos de la noche' a esta edición y ella es una de las que en 1991 echó a andar la feria: «Para una compañía estar en Feten es vital», resume, porque -añade- «es un marco de referencia nacional e internacional». Lo dice con orgullo esta mujer a quien la veteranía le ha enseñado que el trabajo con los peques requiere respeto, una buena historia y mucho cariño y mimo.