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Oro buscaron, hace más de 2.000 años, los romanos en Asturias. En los montes de la Pumar dejaron desmontes, galerías subterráneas y un inmenso socavón en San Fliz. Y eso es lo que buscarán, –más que el oro, los pasos de los romanos–, ... los turistas que llenarán el suroccidente asturiano. Lo harán a bordo de los buggies de Tour Narcea y respondiendo a la llamada de la quinta edición del Festival Ecoturismo en Riesgo de Extinción,
La Asociación de Turismo Fuentes del Narcea, entidad que aglutina a los empresarios de Cangas del Narcea, Degaña e Ibias, lleva cinco años convirtiendo los fines de semana entre el 18 de abril y el 2 de junio (con actividades extra durante el puente de mayo) en citas turísticas con experiencias.
De su mano, los viajeros no sólo podrán seguir los pasos del oro, sino también de los osos, hacer pan, frixuelos, convertirse en apicultor, en tejedor de lana de oveja xalda, conocer a las «vacas felices», saber cómo es la vida en un pueblo y, puestos a catar, tanto el vino de la zona como la sidra que se hace en tierra de uvas. Y el queso Xinestosu, «fruto de la trashumancia».
Al menos esa es la propuesta que defienden los organizadores. «Nosotros defendemos el ecoturismo porque es sostenible, respeta la naturaleza y permite fijar población», explicó su presidenta, Ana Llano. Fija población porque el ecoturismo no es solo una fórmula de alojamiento, sino que al viajero se le propone sumar a su estancia la participación en diferentes actividades.
«Y ya tenemos más de cien vendidas», lo que supone que, además de los propietarios de casas, hoteles y apartamentos rurales, de la visita se benefician, directamente, agricultores, apicultores, cosecheros, ganaderos y, en general, la mayoría de los empresarios radicados en la zona.
«Porque la idea es que todos participen. Que el visitante pueda conocer cómo se cuidan las colmenas o como se hace el pan o cómo se cosecha el vino». En definitiva, cómo se vive en un pueblo, para lo que hay una acción específica.
La protagoniza Villacibrán, donde los viajeros podrán conocer Casa Valles y acompañar a Marcos a dar de comer a las ovejas, acompañado del mastín 'Zar'. Además de recoger los huevos del gallinero o ir a por agua a la fuente. «Impulsamos el desarrollo sostenible de la comarca», asegura Llano. Un desarrollo en el que el avistamiento de osos también se ha convertido en un aliciente más para ganar turistas. Y, a diferencia del oro que buscaban los romanos, al oso sí se le ve.
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