Arte para ver, andar y respirar

La escultura que se vive en la calle tiene en Gijón su lugar mayúsculo. Precisamente en su atalaya, mirando al mar desde la altura otea el mundo el 'Elogio del horizonte', que se cuenta como una de las obras más imponentes de la escultura urbana en España. Es símbolo de una ciudad que puebla su litoral de arte, desde el 'Nordeste' de Vaquero Turcios que prologa desde la cuesta del Cholo el camino hacia el 'Elogio' hasta las 'Sombras e luz' -popularmente 'Chapones'- de Fernando Alba, la Lloca del Rinconín, que anuncia la 'Solidaridad' de Pepe Noja y un viaje rumbo al cabo de San Lorenzo con escalas en obras como las de Rubio Camín, Herminio y el valenciano Amadeo Gabino. Camino a Somió, el Museo Evaristo Valle tiene uno de los mejores jardines del país y junto a la vegetación crecen libres obras increíbles de artistas como Amador, del que este año se celebra el centenario de su nacimiento. Allí se hace hueco la creación más contemporánea, pero en otros jardines y parques históricos de Gijón y de toda Asturias siempre aparecen piezas escultóricas que merecen admiración y una mirada curiosa y atenta.

Junto al mar se mece este arte, que también puebla otros parajes más metidos en el bullicio de la urbe, como sucede en el caso de Oviedo, una ciudad que puebla su centro de imágenes cinceladas y algunas de ellas que son o intentan ser realistas, como la celebérrima de Woody Allen o la polémica de Tino Casal. Pero dejando al al lado estas, muy cerca del Campoamor hay varias piezas destacadísimas, empezando por el 'Culis monumentalibus' de Úrculo -que tiene también a su viajero en la cercana plaza de Porlier-, siguiendo por el 'Diestro' -tiene su autor, Berrocal, también el 'Torso de Fruela I' no muy lejos- y la 'Maternidad' de Botero que luce espléndida su abundancia en la plaza de la Escandelera, con los Asturcones de Manolo Valdés muy cerca de ella. Superan con creces el centenar las esculturas urbanas ovetenses, con obras de autores como Cuco Suárez y Benjamín Menéndez. Todo lo dicho, con permiso de la Regenta siempre presidendo la plaza de la Catedral y Mafalda ocupando lugar destacadísimo en el Campo de San Francisco.

Avilés tiene su arte. Y desde el año 2005 una de las más llamativas esculturas se sitúa en la ría y es obra de Benjamín Menéndez. Con hormigón armado y acero cortén creó tres conos de hasta 30 metros de altura y diferentes inclinaciones que se han convertio en un icono de la ciudad muy cerca del Niemeyer, que no deja de ser una escultura en su mismo. El gran Joaquín Rubio Camín colocó allí su 'Ara' en los Canapés y dejó en el parque Ferrera un hermoso 'Tejo herido', Favila emuló en bronce 'La Monstrua' de Carreño Miranda, mientras Pepe Noja halló en la villa su 'Eslabón' y su 'Punto de encuentro'.

En el cruce de caminos entre las tres ciudades, en la autopista Y, hay un 'Cauce de energía' de Vaquero Turcios rebautizado 'Cuélebre' que acapara miles de mirada. En las carreteras también se despliega el arte. No hay que olvidar que Rubio Camín dejó su 'Estela Norte' de 12 metros de altura y acero cortén en el enlace de Caravia de la autovía del Cantábrico. Esa autovía lleva a Llanes, lugar de los 'Cubos de la memoria' de Ibarrola, otro de los grandes ejemplos del arte urbano.