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La cantante Mayte Martín.
Mayte Martín: «Nunca he entendido a los artistas que se inventan un personaje»

Mayte Martín: «Nunca he entendido a los artistas que se inventan un personaje»

La artista llega mañana al Teatro Jovellanos con el equipaje de 'Tempo rubato', canciones de amor y desamor compuestas durante dos décadas

Alberto Piquero

Viernes, 24 de marzo 2017, 01:34

De Mayte Martín (Barcelona, 1965) dijo Tete Montoliu que era «la mejor cantante de boleros del mundo». Ocurre que también la han distinguido en otros géneros, como el flamenco, donde se hace cantaora. Este sábado añadirá un clásico quinteto de cuerda en el Teatro Jovellanos, llevando al aire las canciones de amor y desamor que ha compuesto durante veinte años, cuyo título genérico es 'Tempo rubato'.

¿Cantaora o cantante?

No me siento encasillada. Las músicas me escogen a mí. No son decisiones frías. Pero si la autodeclaración de cantante me hace más libre, pues cantante.

También hay quien la considera, admirativamente, inclasificable...

Y puede ser verdad. Tengo dos discos de flamenco y tres de boleros, cada uno de ellos distinto, dependiendo de la evolución personal y artística. Las ideas llegan y hay que dejarlas madurar. Que acaben dando lo mejor de ti.

'Tempo rubato' ha tenido un largo tiempo de maduración, son canciones que ha compuesto a lo largo de dos décadas...

Más que una obra, es un diario. Hace veintitantos años pensé en hacer canciones propias, y al paso de amores y desamores cogía la guitarra y componía. Sencillamente. Cuando ese diario sonoro ha reunido las páginas suficientes, era el momento de darlo a conocer.

¿La música hay que entenderla o sentirla?

De todas, todas, hay que sentirla. La educación musical te permite detectar valores, pero por ejemplo en el flamenco puede haber quien diferencie muy bien una soleá de una malagueña y ser un zoquete en sensibilidad.

Oyéndola en algunas de sus canciones, parece estar muy presente, tanto en el gesto como en la voz, un dolor profundo. ¿El sufrimiento inspira?

Es una de las fuentes más importantes de la inspiración. Hablo del sufrimiento que despiertan las sensaciones de soledad, de incomprensión, de incapacidad para comunicarnos. Para mí la música no es un divertimento, sino una llave que abre compuertas que a veces mantenemos cerradas. Un drenaje del alma. Que sirve al dolor y también a la alegría.

¿Cantar es desnudarse, quedar a la intemperie?

Totalmente. Una de las sensaciones más hermosas de este trabajo artístico es tener la oportunidad de ser yo entera y desnudarme de lo superfluo ante todo el público. Nunca he entendido a los artistas que se inventan un personaje.

La acompaña el quinteto de cuerda 'Quitxote'. ¿Usted también es cervantina?

De lo que estoy segura es de que hemos emprendido este viaje -el de Gijón será el último concierto, antes de encerrarnos a grabar- entendiendo ellos y yo que crear arte es una cosa sagrada.

Recordando una de sus viejas canciones, 'S.O.S', ¿hay que pedir auxilio para encontrar el amor?

Lo que pasa con el amor es que resulta difícil encontrarlo, es más fácil inventarlo. Es un grito de auxilio y de soledad, que se ha convertido en una de las canciones que más me solicitan. Será porque todos andamos por ahí...

Ha confesado siempre de modo abierto su condición lésbica. Viendo el autobús que circula estos días invocando la intolerancia, ¿qué opina?

No soy abanderada de nada, sino que desde que tuve mi primera novia a los diecisiete años lo he asumido con naturalidad ante todo el mundo. También me repatean conceptos como el de tolerancia. No hay nada que tolerar, sólo amar a la gente por su calidad humana. Es verdad que yo pensaba que la naturalidad desarmaba, pero viendo las palizas a homosexuales o ese autobús, pues te bajan de la nube. De todas maneras, el primer paso es aceptarse a uno mismo tal cual es.

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