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Son muchas las personas que cada vez más se animan a irse a vivir al campo. Sin embargo, muchas veces no cuentan con un problema que atañe a la zona rural: las humedades. En lugares cercanos a la costa, a un río o, simplemente, al frescor de la hierba, suelen aparecer en las paredes y techos, y acabar con ellas no es tan sencillo. A veces, se recurre a contratar una empresa especializada en la eliminación de humedades, para tratar de erradicar el problema, pero no siempre esta solución está al alcance de todos los bolsillos.
- Sensación de que la ropa está mojada
- Moho en las paredes
- Olor desagradable
- Alergias
Existen algunos métodos para, de forma temporal, paliar un poco los efectos de la humedad en el interior de las viviendas. No son tan efectivos como los tratamientos realizados por profesionales, pero sirven para, durante una pequeña temporada, dejarlas al margen. Uno debe entender que tendrá que volver a realizar el procedimiento cada cierto tiempo, que dependerá de la gravedad del asunto.
Algo evidente es la relevancia de la ventilación de los lugares donde la humedad aflora; si bien no es un método que elimine la que ya ha entrado, sí consigue atrasar un poco la proliferación de la misma. Es recomendable, de forma rutinaria, abrir ventanas y, si es posible, puertas, para hacer corriente y que el aire seque cualquier atisbo de humedad a su paso por el interior de la zona. También el aire caliente puede resultar efectivo.
1.
Las plantas son elementos decorativos ideales tanto para el exterior como para el interior de las casas, pero en una habitación con humedades, es preferible que haya pocas o ninguna, pues crean más humedad aún. Eso sí, hay algunas especies que son incluso aliadas para combatir el problema, como el laurel, el bambú o los crisantemos.
2.
Después de hacer la colada, lo mejor es tender la ropa en el exterior, si es factible, pues hacerlo dentro de una casa que presenta humedades, solo incrementaría la fuerza de las mismas.
3.
Además de la ventilación general de la casa, también se deberían airear armarios, cajones y demás elementos que se utilicen como almacenamiento pues éstos acumulan humedad en su interior.
4.
La sal actúa como un deshumidificador natural. Un buen método es verter una buena cantidad de sal gruesa en un recipiente, colocarlo en una habitación con humedades, y dejarlo un par de días y medio para que actúe. Pasado ese tiempo se podrá ver dicho recipiente con el agua acumulada de la humedad.
5.
Si la economía lo permite, hacerse con un deshumidificador es una magnífica idea para luchar contra la humedad. Utilizarlo a diario o cada dos días, durante unas horas, es uno de los sistemas que mejores resultados proporciona.
6.
Es, quizás, el remedio menos económico, pero, desde luego, el más eficaz, pues las ondas electromagnéticas consiguen reducir la humedad hasta en un 85% a lo largo del año.
7.
El vinagre tiene un increíble poder de limpieza en el hogar. Mucha gente sustituye la lejía por vinagre y, aunque no tiene el mismo efecto, pues la lejía es más abrasiva, sí ayuda mucho en la lucha contra la humedad. Utilizarlo con un pulverizador sobre las zonas afectadas y luego frotar con una bayeta, es una buena fórmula.
8.
Hay personas que, en lugar de intentar acabar con el problema, lo tapan. Es decir, utilizan, por ejemplo, muebles para cubrir las humedades. De este modo, lejos de ayudar a frenarlas, todavía las incrementan más, pues la pared no 'respira' y se va formando una mayor cantidad. En estos casos, lo mejor es separar los muebles de las zonas afectadas para que ventile. Sí que es buena solución tapar, por ejemplo, las fisuras por donde pueda entrar la humedad, con silicona neutra.
9.
Se trata de un ingrediente no abrasivo si se aplica a objetos, y con propiedades tanto antibacterianas, como anti fúngicas. Si se echa bicarbonato en la zona que lo necesite, se frota y se deja actuar durante dos horas y luego se retira con un cepillo, se podrá observar una notable mejoría. También, como la sal, se puede colocar en recipientes y dejarlos en armarios que presenten humedades.
10.
El bórax es una sustancia con propiedades fungicidas que puede ser tan útil para reducir las humedades como la lejía. La diferencia con esta es que es menos agresivo con el ambiente. Para manipularlo, hay que utilizar guantes, y se diluye una cuchara en dos litros de agua. Una vez mezclado, se aplica sobre las zonas afectadas con la ayuda de un cepillo, se deja reposar media hora, y se quita el exceso de humedad con un paño que esté limpio.
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