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Nueve y media de la mañana, cuartel de Buenavista. El subinspector Juanjo Álvarez, jefe del subgrupo de la mañana de los radiopatrullas, reúne a sus ... hombres en la sala de la Unidad de Atención al Ciudadano. Las instrucciones del día son claras: dirigirse a controlar la entrada del Auseva y la salida del IES de La Corredoria, pasar frecuentemente por los domicilios de tres víctimas de violencia de género en estado de riesgo, estar atentos por si aparece un Ford Focus de color gris que ha sido robado, de varios reclamados judiciales por detener y de posibles casos de hurto amoroso como los que se han registrado últimamente en el centro, sobre todo al mediodía. Cada zeta tiene asignado un sector de la ciudad. «¿Alguna duda?», pregunta el subinspector. «No», responden al unísono los agentes. «Pues a funcionar, y no olvidéis las medidas de autoprotección». Algo así como 'tened cuidado ahí fuera'».
Cada turno comienza con un 'briefing' operativo, explica Álvarez mientras se sube a uno de los coches para salir de patrulla por la ciudad con EL COMERCIO. Los agentes reciben información clave sobre incidencias recientes, los objetivos del día y medidas de seguridad. Ahí, cada día, se analizan los incidentes ocurridos, las zonas con mayor incidencia delictiva «y nos preparamos para cualquier eventualidad. Es un momento crucial para garantizar una respuesta eficaz y coordinada en la calle».
La Unidad de Atención al Ciudadano, como su propio nombre indica, es la que está más cerca de los vecinos, a pie de calle. «La ciudad está dividida por sectores y en cada sector hay un coche patrulla. Tenemos que estar pendientes de los requerimientos de los ciudadanos y de la emisora, por si nos llaman desde la sala 091», que centraliza en Buenavista las llamadas de toda Asturias a la Policía Nacional. Cuando esto ocurre, la respuesta es rápida. «Depende de la hora y del tráfico, pero en 3 o 4 minutos estamos en el lugar; a veces nos llegan llamadas del mismo lugar en el que estamos y la respuesta tiene lugar en segundos», continúa el jefe de subgrupo.
Sostiene que «Asturias es la segunda comunidad más segura de España» y deja claro que «trabajamos las 24 horas al servicio del ciudadano para mantener y restablecer el orden». En el caso concreto de Oviedo, «no existe ninguna zona especialmente insegura en la ciudad, por mucho que en algunas zonas en días y a horas concretas, como la de ocio nocturno en fin de semana, sí puedan proliferar más delitos». En ese sentido, destaca, «gracias a la labor policial en ninguna parte de Oviedo te sientes inseguro».
El subinspector no tiene un sector asignado y puede peinar la ciudad. Durante la patrulla, él y su compañero realizan varias identificaciones rutinarias preventivas. Una, a un hombre, conocido de la Policía, que se encontraba en una terraza de la calle Gil de Blaz. Otra, a dos jóvenes que deambulaban por la calle a eso de las once de la mañana aún con la última consumición en la mano de un after en las inmediaciones del campus de El Milán.
«La experiencia te da mucho a la hora de saber quién puede llevar encima alguna sustancia estupefaciente; ves cómo te retiran la mirada, cómo se frenan, su lenguaje corporal...». El tráfico de drogas, explica, «ha cambiado mucho en los últimos años, se ha trasladado de los parques a los pisos y lo que hacemos nosotros es pasar continuamente por las zonas en las que sabemos que hay tráfico». Cada intervención, eso sí, es muy distinta. «En un zeta nunca sabes lo que te vas a encontrar cuando recibes una llamada, por eso es importante estar preparado para cualquier cosa».
En las pasadas semanas se produjeron varios robos en viviendas de Ciudad Naranco, así como en bares de Pumarín por parte de un sospechoso que forzó varias máquinas tragaperras para llevarse la recaudación. También continúan las investigaciones para dar con el paradero del autor o autores que desvalijaron una tienda de telefonía de la calle Uría utilizando el método del alcantarillazo en la madrugada del pasado día 10. «La delincuencia no para, eso hay que tenerlo muy en cuenta, y más en una ciudad, pero tampoco para la Policía Nacional».
Tras una mañana tranquila por la ciudad, como lo suelen ser la mayoría, toca volver al cuartel. Los especialistas de armamento y tiro de la Jefatura esperan en la sala de tiro para realizar un ejercicio con fuego real. Para responder eficazmente en situaciones extremas, la Policía Nacional se entrena regularmente en el uso de armas de fuego. En esta sala de tiro, los agentes perfeccionan su puntería y rapidez de reacción. El objetivo es que los agentes actúen con precisión y responsabilidad, asegurando la seguridad de todos en situaciones críticas.
Así lo explica el especialista José Ángel Viesca. Eso, y las cuatro normas básicas que se deben seguir escrupulosamente cada vez que se tiene en la mano un arma: «Esté o no lo esté, siempre que se tiene un arma en la mano hay que considerarla como cargada; mantener el dedo fuera del disparador; estar seguros de nuestro blanco y no disparar a nada que no se quiera destruir». Estas normas se recuerdan siempre y son obligatorias para todos. Desde el jefe superior de Policía al último recién llegado. Allí, ayudados de una galería de tiro virtual instalada en octubre de 2023 que permite realizar los ejercicios con vídeos, en los que aparecen sujetos armados que intentan dispararte, se entrenan de forma obligatoria una vez cada trimestre.
Al final de la mañana, los agentes acuden al gimnasio para recibir una formación en defensa personal y reducción de amenazas.
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