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ROSALÍA AGUDÍN
Domingo, 19 de junio 2022, 01:52
Cuenta Cristina Álvarez Mendo que siente devoción por su padre, Julio (fallecido en 2008), un sentimiento que siempre fue mutuo y que le ha hecho heredar dos de sus pasiones: el ciclismo y pasar el verano en La Bañeza. Trabaja en los hoteles Fruela y ... Munia, en pleno centro de Oviedo, y hace un tándem perfecto con su marido, Fernando Corral, director de ambos, consejero del Real Oviedo y vicepresidente de Otea. Se apoyan en sus tareas cediendo un paso atrás para que el otro brille cuando es necesario. Porque Cristina es la única mujer en España organizadora de una carrera ciclista profesional. Directora de la Vuelta Ciclista Asturias desde 2008, es también tesorera de la Asociación Española de de Organizadores de Carreras Ciclistas (AEOC). Y miembro del premio Pueblo Ejemplar de la Fundación Princesa
Álvarez Mendo nació el 13 de septiembre de 1974. Es la menor de cuatro hermanos -Rocío es la mayor y vive en Alemania, Paloma reside en Oviedo y José Julio en Málaga-. Desde pequeña fue el ojito derecho de su padre y «adoraba a mi madre, Feli». Fue al colegio Meres y «veraneábamos en Gijón hasta que a mi hermano le dio un ataque de asma y la médica dijo que había que ir a secar a León». Eligieron La Bañeza, donde iban los que considera sus tíos y su primo hasta que un año su madre se plantó: no iba más porque pasaba mucho calor, pero Cristina, junto a su padre y hermano, mantuvieron la tradición.
De su niñez conserva grandes amigos, con los que cada poco se vuelve a juntar para rememorar aquellas historias donde ella fue protagonista en más de una ocasión. «Era muy simpática», confiesa con humor.
Nada más acabar el colegio, se matriculó en Periodismo en Pamplona. «Mi hermana mayor estaba allí y fue por imitación». Pronto se dio cuenta de que no era lo suyo y regresó a Oviedo para hacer Geografía e Historia. Lo acabó dejando y durante dos cursos fue a la academia de inglés Washington hasta que su padre le dijo: «Ya tienes el título de inspector de ambiente». Se matriculó en la Escuela de Turismo e hizo el máster de Dirección Hotelera en Gran Canaria. «Vivía en un hotel escuela y las prácticas las hice en Sevilla». Junto a su amiga andaluza Ana recorrieron la Vuelta Ciclista Andalucía y Murcia. Fueron al Campeonato de España en Collado Villalba y allá donde llegasen. «Nos daba igual ir en AVE que en autobús; fue una época muy divertida, mi padre siempre decía que mandaba a la secretaria». Recuerdos también tiene de la Vuelta Asturias con sus cinco etapas en la década de los noventa con Induráin y Perico.
Tras recorrer media España, volvió a Oviedo y empezó a trabajar en el hotel España. Dos años, hasta que cambió al hotel Fruela donde conoció a su marido, Fernando. Se casaron en 2007. Tienen dos hijos, Mendo y Álvaro.
Un año después de su boda, su padre falleció de modo repentino. Un infarto. El mismo día del funeral en el Corazón de María, el coordinador general de la Vuelta le dijo que tenían que hablar. Le convocó en la oficina de su padre de la calle Uría y le hicieron la propuesta. «Cuando entré, vi al núcleo duro de mi padre y me dijeron si me ponía al frente de la Vuelta, ellos seguían. En caso contrario, se iban». Les pidió cinco minutos para consultar con su marido. Aceptó. «Fernando hace mucho en la sombra durante todo el año; cuando llegan los días de carrera da un paso atrás y hace que yo brille. La Vuelta es nuestra niña bonita».
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