

Secciones
Servicios
Destacamos
«Te asomas a la ventana y sólo ves linternas por la noche». Carmen Fernández, vecina de El Cristo, ha visto desde su casa cómo ... los edificios del antiguo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) de Oviedo se han convertido en los últimos años, día a día, en esqueletos destartalados y de tránsito peligroso fruto de los continuos saqueos, el vandalismo y los okupas. «Hemos visto y oído cómo lo fueron tirando cada día y ahora todo es irrecuperable; son todo ruinas», reprocha con indignación por la permisividad de las autoridades políticas. Sólo se ha registrado una denuncia pese al estado. Lo cuenta acompañada de un grupo, una docena, de residentes del barrio; entre ellos el presidente de la asociación vecinal, Ramón del Fresno.
Se han reunido, una vez más, para intercambiar impresiones sobre un deterioro que «es un dolor, pero no puedes hacer nada. Yo llamé dos veces a la Policía y dicen que lo único que pueden hacer es escucharme», lamenta Fernández mientras de fondo, a plena luz, a las doce de la mañana, se escuchan golpes desde los pisos superiores de la Residencia Nuestras Señora de Covadonga. Allí es donde 'trabajaban' ayer los saqueadores, llegando incluso a tirar objetos por la ventana para intentar asustar a los visitantes. «Ahora casi no se oye, lo peor es por las noches», compara esta vecina.
«Esto está permitido y consentido», denuncia de nuevo Del Fresno. La próxima semana, casi once años después del traslado del HUCA a La Cadellada, comenzarán los derribos de los edificios. En concreto, los del Principado. Los operarios de la empresa Hercal Diggers, adjudicataria de los trabajos por 4,35 millones de euros, ya están instalados en el antiguo Hospital General. «Aquí hay tal confusión montada que no se sabe ya quién está trabajando ni en qué lo hace», expone Del Fresno en relación a que, a pesar de encontrarse con los carteles de prohibido el paso, conviven cada jornada «los dos vigilantes que hay para custodiar diecisiete edificios», los saqueadores o los operarios, además de los visitantes de paso y los curiosos.
«Da pena decirlo, pero después de todo, esto se irrecuperable», secunda Antonio López Fiero, que lleva más de medio siglo viviendo en El Cristo. «Esto es para llorar, qué más vamos a decir», declara otro residente de la zona, que prefiere no decir su nombre pero cuenta que trabajó en el área de servicios sociales del hospital.
Mientras el grupo reunido por Del Fresno insiste en pedir responsabilidades a las autoridades por el estado del antiguo HUCA, reprocha los continuos retrasos y teme que «se especule» con los solares de determinadas zonas, entre ellos el de la Residencia Covadonga, propiedad de la Tesorería General de la Seguridad Social, otros chicos merodean por las instalaciones. Uno de ellos es menor. Tiene 16 años. El otro, 21. «Nosotros venimos a mirar, a explorar el arte urbano; sin romper nada, sin robar nada...», explica el mayor. Describen perfectamente cómo está el interior de cada edificio.
«El que peor está es el de Maternidad, que hay que tener mucho cuidado por dónde pisas porque está todo el techo caído», apuntan mientras hacen de guías por las instalaciones, llenas de agujeros, cristales y clavos en el suelo. En sus frecuentes visitas se han encontrado de todo. Y conocen a los habituales. «Ahí hay una habitación con colchones, que viven cuatro personas». También a quienes se dedican a robar – «que vienen con las furgonetas y se dedican a cargar»– o los okupas. «La mayoría te miran y te hablan; sólo hay uno por aquí que sí está un poco loco», advierten. Sobre el futuro, uno tira de una frase familiar: «Yo, lo que dice mi abuela: 'aquí ya no hay nada que hacer, es todo una ruina'».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.