Los últimos proyectiles de los trabajadores de Expal en Trubia

«Estamos terminando, nos quedan unos quince días de trabajo», explicó el presidente del comité de empresa, Javier Rodríguez. Después, mientras las distintas secciones de la factoría vayan ultimando sus tareas, la empresa irá realizando un goteo de despidos que se alargará hasta el próximo 30 de marzo, la fecha límite del ERE. A partir de ese momento, los 52 empleados habrán perdido sus puestos de trabajo.

Después de las movilizaciones y de un periplo de reuniones con la dirección de la empresa para tratar de evitar el cierre de la fábrica tras el anuncio del ERE, los trabajadores aceptaron una última oferta que incluía el máximo legal por despido -33 días por año trabajado y una cantidad fija adicional ligada a la antigüedad en la empresa-. Desde el comité lucharon por esa última propuesta, que consiguieron entrada la madrugada después de más de dieciséis horas en el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos (Sasec), y que se traduce en una media de 56 jornadas laborales por su despido, aproximadamente.

Además, la empresa se comprometió a crear una bolsa de trabajo por si la actividad de la fábrica volviese a repuntar en la villa cañonera, y una serie de recolocaciones voluntarias en la planta de la compañía en el Páramo de Masa (Burgos) con 500 euros adicionales para gastos del personal. No obstante, los trabajadores ya han comenzado a buscar un nuevo horizonte laboral. Uno que «está difícil», había asegurado Rodríguez, y que si la suerte sonríe a la localidad trubieca en los próximos meses, podría salvar Santa Bárbara, que aspira a casi doblar su plantilla con el contrato del 8x8.