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Mientras el resto de compañeros del gremio -primero los letrados, después los funcionarios- llenaban las calles con sus protestas, los abogados del turno de oficio permanecieron callados encadenando guardias de veinticuatro horas. Este silencio, no carente de malestar, lo rompieron ayer frente a la sede ... del colegio profesional. Con sus togas, pitos y pancartas, doscientos profesionales marcharon hasta la Junta General para reivindicar una mejora de sus condiciones laborales.
«No somos esclavos», advirtió el abogado de oficio, Jaime Castejón. Los profesionales pidieron, entre otras cosas, mejoras retributivas acorde a sus funciones -cobran unos 250 euros por guardia- y un ajuste de horarios. «El teléfono puede sonar en cualquier momento del día y así es imposible pensar en conciliación», denunció Castejón. En los últimos meses, este letrado ha tenido que viajar a Madrid hasta en tres ocasiones para asistir a un cliente cuyo juicio no se celebró. Los gastos de ese y otros desplazamientos corren a su cuenta. «A los que estamos empezando, con una nómina humilde, no nos llega», lamentó. Aunque los garantes de la justicia gratuita en Asturias comprenden las luchas de sus compañeros del gremio, exigen que se les notifique con antelación cuando un procedimiento vaya a aplazarse.
Otro de los asuntos que preocupan, y mucho, a los colegiados son las pensiones «irrisorias» con que se encuentran los profesionales de la Abogacía al finalizar su vida laboral. La cuantía percibida por cotizar en un plan básico de mutualidad no pasa de los 400 euros. «Es una vergüenza», afirmaba Castejón. Secundaron el descontento tres de los cuatro candidatos al decanato colegial, Antonio González-Busto, Javier Calzadilla y Carlos Cima.
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