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Un instante de la procesión de la Sagrada Lanzada de la Hermandad de Los Estudiantes.

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Un instante de la procesión de la Sagrada Lanzada de la Hermandad de Los Estudiantes. Mario Rojas

Un tributo de Pasión en honor de los mineros en Oviedo

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La Hermandad de Los Estudiantes adorna el paso del Cristo de la Misericordia con un casco y un crespón para recordar a los fallecidos de Cerredo

Raquel Fidalgo

Domingo, 13 de abril 2025, 20:35

La iglesia de San Francisco Javier de La Tenderina, en Oviedo, se llenó de un silencio tan solemne como conmovedor. No era sólo el recogimiento propio del momento, sino una emoción contenida que anunciaba lo inminente: el inicio a las cinco en punto de la tarde de una de las procesiones más esperadas de la Semana Santa de Oviedo, la de la Sagrada Lanzada de la Hermandad de Los Estudiantes. Una cita que, año tras año, moviliza a cientos de personas que acuden a presenciar la salida de sus pasos, entre ellos, el del Cristo de la Misericordia, que este 2025 salió por segunda vez, cargado de simbolismo, fe y homenaje.

Este año, la imagen de Cristo llevó consigo más que devoción. En un gesto profundamente emotivo, la figura procesional lució un crespón negro y un casco de minero en homenaje a los mineros fallecidos recientemente en la mina de Cerredo. Un detalle que no pasó desapercibido entre los asistentes y que tocó especialmente el corazón de muchos de los costaleros, que tienen vínculos familiares directos con la minería.

La procesión de la Sagrada Lanzada. Mario Rojas
Imagen principal - La procesión de la Sagrada Lanzada.
Imagen secundaria 1 - La procesión de la Sagrada Lanzada.
Imagen secundaria 2 - La procesión de la Sagrada Lanzada.

Bajo el trono de más de 1.500 kilos de peso, 24 costaleros —relevados a lo largo del recorrido por un total de 32 compañeros— soportaron no sólo el peso físico de la estructura, sino también las plegarias que cada uno de ellos llevaba consigo. «Ahí abajo no sólo llevamos el peso, también los 15 grados de más que se acumulan», explicó Julián Montañez, con ocho años de experiencia como costalero en la hermandad. «En esta ocasión, como en todas, elevamos una oración especial por quienes no tienen trabajo», añadió, visiblemente emocionado.

Cuesta de La Vega

A las seis en punto de la tarde, la procesión alcanzó uno de los puntos clave del recorrido: la cuesta de La Vega. Allí, los costaleros hicieron una breve pausa antes de afrontar el tramo más exigente. Fue en ese momento cuando la voz del capataz, Iván Rodríguez-Zapico, cobró fuerza. Con palabras de aliento, animó a su equipo a superar el ascenso, entre los tambores y el murmullo reverente de los fieles.

Y lo consiguieron. La subida fue superada con esfuerzo, con entrega, pero sobre todo con esa fe compartida de los ovetenses.

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