Graciela Burés, en el Caramelo de Uría. PABLO LORENZANA

«Esto es como un tratamiento hasta que llegue la vacuna; estábamos sin aire»

La dueña de la tienda de dulces Caramelo, una de las empresas acogidas a la línea de financiación de Asturgar, celebra la cooperación municipal

G. D. -R.

OVIEDO.

Jueves, 22 de octubre 2020, 00:25

«En esta situación, es muy positivo que las instituciones colaboren y se involucren en dar servicio a las empresas y es bueno que se le dé publicidad para que se pierda el miedo». Graciela Burés endulza la vida de miles de niños, pero para ... su negocio, las populares tiendas de dulces Caramelo, la crisis sanitaria está siendo un trago amargo. Uno, un poco más llevadero, gracias a las líneas de financiación de Asturgar, que en colaboración con el Ayuntamiento, pretenden movilizar cinco millones de euros en crédito para las empresas.

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«Es como un tratamiento hasta que llegue la vacuna», dice la empresaria, a la que la llegada de la pandemia le pilló justo «cuando nos habíamos librado de las cargas» de la anterior crisis. Cierre durante el confinamiento, ERTE para sus 15 trabajadores, «el 70% de la mercancía para la temporada de Pascua y comuniones, perdida, casi 30.000 euros que tuvimos que desechar» y una bajada notable de las ventas «nos estaban dejando sin aire», explica. Hasta que oyó hablar de las ayudas de Asturgar. En la anterior recesión habían acudido al ICO, pero esta vez decidieron llamar a la sociedad de garantía recíproca: «Tienes un aval por el cien por cien y el tipo es del 1,5%», mejores condiciones que el instituto de crédito.

Un poco asustada ante el papeleo inicial, perdió el miedo «una vez que te metes», porque «no es tan complicado como parece y te apoyan. Con Alberto, el chico que llevó lo nuestro, hablé veinte veces». Luego, en el banco, «el aval lo hace muy fácil».

La línea de crédito ayudará «a ir tirando», pero las cosas siguen siendo complicadas: «La gente sale menos a la calle e, incluso, notamos que la Secundaria no sea presencial todos los días», explica Burés, que ha visto canceladas casi 140 bodas este año. «Mientras podamos mantener los ERTE, tiraremos. A ver si de cara a la primavera...», suspira.

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