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C. P.
Jueves, 26 de diciembre 2019, 00:55
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ofició ayer la tradicional misa de Navidad en la Catedral. Una homilía que llenó el templo con una masiva participación de feligreses que no se quisieron perder el tradicional besapiés del Niño Jesús ante el altar mayor ... y recibir la bendición papal.
El arzobispo felicitó la natividad del Señor a todos los asistentes en una homilía abierta al optimismo y a los buenos deseos. «La Navidad tiene esa virtud de sacar lo mejor de nosotros mismos por más que se pueda estar escondido o descuidado en el arcón de nuestros entresijos y nuestros mejores recuerdos», desgranó el arzobispo. La homilía también apeló al lado más espiritual de estas fiestas. «Además de engalanar nuestras calles y poner guirnaldas de color en nuestro entrecejo, sabemos que hay un por qué, que hay un por quién en estas fiestas que nos llenan de alegría y esperanza».
El arzobispo invitó a todos los fieles a «tratar de enterrar nuestras cuitas con sus hachas de guerra y sus hechos torcidos. Declaramos un período de tregua en el que no nos lanzamos órdagos hirientes», expuso Sanz Montes antes de desear una feliz Navidad a los asistentes.
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