A. A. / P. A.
Oviedo
Martes, 30 de mayo 2023, 03:27
Aunque hayan tenido que pasar más de setenta días para proceder a la detención del presunto autor del homicidio de Tatiana Coinac, 'Tania', la investigación nunca ha cesado y en ella se han empleado muchos medios y volcado numerosos efectivos, entre ellos el grupo especial de homicidios de la Comisaría General de Madrid.
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Tal y como informó este diario, estos refuerzos peinaron el piso de la escort moldava en una nueva inspección ocular en busca de pruebas que han resultado decisivas para dar con el presunto homicida, según pudo saber este diario. Las huellas y los restos biológicos encontrados en la vivienda donde se perpetró el brutal crimen han conducido al supuesto culpable, que ayer fue detenido en Pola de Lena en medio de un importante despliegue policial del Cuerpo Nacional de Policía.
Más de dos meses y medio de intenso trabajo para dar con el supuesto criminal que pasará mañana a disposición judicial. El cuerpo sin vida de Tatiana, perfectamente lavado, estaba tendido en la bañera. Lo que se sabe es que sufrió una muerte brutal. Llevaba tres días muerta cuando los agentes la encontraron. Su vecindario no escuchó en esas fechas nada raro ni observó nada anormal que les llevara a preocuparse. Sólo la advertencia de la madre de la víctima a la Policía al no saber noticias de ella, condujo a los agentes hasta la vivienda de la calle Ámsterdam donde hallaron el cuerpo sin vida de la escort.
La Policía Nacional detuvo ayer al mediodía en Pola de Lena a un hombre como presunto autor del homicidio de Tatiana Coinac, 'Tania', sucedido hace ya dos meses y medio. El cuerpo sin vida de la víctima, una escort moldava de 44 años y afincada en Oviedo, yacía en la bañera de su casa, en el número 1 de la calle Ámsterdam, en Los Prados, con aparentes indicios de haber sufrido una muerte violenta. Tenía siete costillas rotas y un golpe en la nuca. También habría sido agredida sexualmente. Su cuerpo desnudo estaba lavado de forma minuciosa.
El domingo 12 de marzo, por la mañana, fue cuando los agentes del Cuerpo Nacional de Policía acudieron a la vivienda tras las llamadas de la madre de la víctima, desde Benicarló (Castellón), alarmada porque había perdido el contacto con su hija. Durante todo ese fin de semana no había sabido nada de ella. Tatiana, según las últimas revelaciones, falleció el jueves 9 de marzo. Llevaba tres días muerta cuando fue encontrada.
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El detenido, previsiblemente, tras pasar ayer su primera noche en los calabozos, pasará a disposición judicial mañana miércoles. El caso permanece bajo secreto de sumario dictado desde un primer momento por el Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo.
Dos días después de hallar el cadáver, especialistas de homicidios y tratamiento de la escena del crimen de la Comisaría General de Madrid se desplazaron a Oviedo para reforzar la investigación. Una investigación que se ha prolongado durante más de noventa días.
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Desde un primer momento, las fuentes oficiales subrayaron que todas las líneas, todas las hipótesis, «estaban abiertas», si bien la principal se dirigía a que el autor del brutal crimen era un cliente de la moldava, por lo que le habría abierto la puerta de su domicilio sin mayor problema. Así comenzaron a centrarse en quienes estuvieron con la escort en sus últimas 24 horas. Tras analizar las pruebas de ADN y huellas halladas en el piso, rastrearon a fondo los tres móviles de Tatiana. Uno de ellos era su teléfono personal y los otros, profesionales, que utilizaba para gestionar las citas diarias y atender a quienes demandaban sus servicios.
Al parecer, el autor del homicidio obligó a la escort a vestirse de colegiala, con ropa interior a juego, y «la ató a la cama, donde le enrolló al cuello una funda de almohada», según apuntó el diario 'El Debate' pasados unos días del crimen.
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Los vecinos de Tatiana se mostraron conmocionados tras conocer su crimen. A raíz del mismo también descubrieron la doble vida de la víctima. Discreta, seria y reservada, decía que trabajaba cuidando a personas mayores en una residencia del Naranco. Era una tapadera.
Propietaria desde hace más de quince años del piso de cincuenta metros donde apareció muerta, sus vecinos de planta lamentaron «no haber podido ayudarla». «No escuchamos ningún ruido», aseguraron. Solo oyeron a su gato aullar más de lo normal y a unos perros de otra planta ladrar inquietos.
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Aunque no salía mucho, eran frecuentes su visitas a una peluquería cercana. Amante de las pelucas, había adquirido más de una veintena en los últimos tiempos. Su vestimenta, en su día a día, no llamaba la atención. Casi siempre iba de chandal o con ropa holgada.
El homicidio de la moldava llevó al colectivo Mujeres de La Escandalera a concentrarse en la plaza que lleva su nombre para condenar el crimen. Una cita en la que lamentaron la ausencia de autoridades regionales. Lo que sí hubo fue una condena del brutal de crimen por parte de la directora general de Igualdad del Principado, Nuria Varela, quien solicitó que este caso sea considerado «violencia machista».
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